Sevilla

La Policía deja de multar por exceso de velocidad al no poder usar los radares

  • El Ayuntamiento reconoce que desde febrero no se ha denunciado a ningún conductor por superar la velocidad máxima permitida · Los radares fijos de Torneo y Kansas City no funcionan desde 2007

La propuesta del alcalde de Sevilla, Alfredo Sánchez Monteseirín, de rebajar a 30 kilómetros por hora la velocidad máxima permitida en determinadas calles parece difícil de cumplir si se tiene en cuenta que ninguno de los radares de la capital andaluza está operativo en estos momentos. Los dispositivos para cazar a los conductores que superen los 50 kilómetros por hora de velocidad están inutilizados desde hace meses, por lo que la Policía Local todavía no ha puesto ni una sola multa por exceso de velocidad al menos en los dos últimos meses.

Los dos radares móviles de este cuerpo no pueden funcionar por distintos motivos. Uno no ha pasado todavía la inspección técnica obligatoria para este tipo de dispositivos, que realiza en Madrid el Centro Español de Metrología, organismo que homologa todos los radares que existen en España. Sin la verificación metrológica los radares no pueden ponerse en marcha porque de lo contrario se infringiría la normativa.

El otro radar móvil sí ha pasado estas inspecciones, pero está instalado en un coche que tampoco puede salir a la calle. Se trata de un vehículo cuyo contrato de renting no ha sido renovado por el Ayuntamiento de Sevilla, que cambió recientemente la flota de patrulleros policiales pero dejó fuera una serie de vehículos con características especiales. Uno de ellos es este coche radar, otro el ponemultas y otro el furgón en el que se realizan los controles preventivos de alcoholemia.

Estos tres coches pertenecen a la empresa de renting contratada por el Ayuntamiento. En el nuevo contrato no figuran estos coches especiales, por lo que actualmente todos ellos se encuentran estacionados en los aparcamientos de la Jefatura de la Policía Local, en la isla de la Cartuja, a la espera de que el Consistorio decida qué hacer con ellos. Los vehículos son propiedad de una empresa externa pero la tecnología -y el mobiliario en el caso del furgón de las alcoholemias- con la que han sido equipados fue costeado por las arcas municipales, que de momento no se ha pronunciado sobre la renovación del renting.

Fuentes municipales confirmaron ayer a este periódico que esta situación se prolonga desde el pasado mes de febrero. Ni en marzo ni en abril se ha puesto una sola multa en Sevilla capital por exceso de velocidad, así como tampoco se han montado controles preventivos de alcoholemia. Los policías sí disponen de alcoholímetros y pueden someter a la prueba a cualquier conductor que observen con síntomas de haber consumido alcohol. Sin embargo, no se están estableciendo los controles preventivos que tradicionalmente se montaban durante las noches, sobre todo en los fines de semana. Tampoco se han establecido estos servicios en la pasada Feria de Abril.

El mismo problema lo padece el coche ponemultas, la herramienta que el concejal de Movilidad, Francisco Fernández, presentó como el arma definitiva contra la doble fila. Este vehículo también lleva al menos dos meses sin patrullar, después de que haya sufrido numerosas averías y problemas de reglaje de sus cámaras desde que fuera adquirido por un precio de 72.000 euros. El Consistorio espera resolver estos problemas durante el mes de mayo.

El Ayuntamiento también dispone de dos radares fijos situados en las avenidas Concejal Alberto Jiménez Becerril y Kansas City. Se trata de dos dispositivos encaminados principalmente a evitar que los conductores no respeten los semáforos pero que también sirven para captar la velocidad a la que circulan los coches. Al menos con esta idea fueron colocados, puesto que ambos equipos no funcionan desde, como mínimo, el año 2007.

Según la delegación de Movilidad, los técnicos están adaptando ahora la tecnología de estos dos radares a la de los otros siete dispositivos similares que se van a colocar próximamente en otros puntos de la ciudad. Tampoco están operativas las cámaras que se instalaron en la Ronda Histórica para impedir que los vehículos particulares invadieran el carril en contrasentido para taxis y autobuses.

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