Todo parecía nuevo ayer en el Palacio de San Telmo, aunque sus orígenes se remontan a 1682. Prácticamente nadie sabía moverse en su interior y para muchos ésta era la primera vez que llevaban la vista más allá de su espectacular fachada. Caras de asombro durante el recorrido, incluso para quien nos guió -una joven que también se adentraba por primera vez en el palacio y su historia-, y buenas impresiones, de forma general, a la salida de la que fue la primera jornada de puertas abiertas, tras cinco años de reformas a cargo del arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra.

Todo, o casi todo, supuso una novedad para la gran mayoría de los que, desde primera hora, aguardaban en la larga cola su turno. El fin: ser testigos de lo que esconden las entrañas del palacio que, a partir de septiembre, será sede de la presidencia de la Junta de Andalucía. "Sólo vine en una ocasión, cuando aún era el seminario, a visitar a un amigo; recuerdo que el edificio estaba en un estado lamentable", comenta Luis García antes de comenzar la visita guiada. A Luis 29 personas más le acompañaron durante los 60 minutos que aproximadamente dura la visita.

Ante tan buena iniciativa, una pega: breves, demasiado, son las explicaciones que se ofrecen al visitante, quien tras su paseo por pasillos y salas del palacio se quedará con ganas de más y mejor. Una escueta contextualización histórica-artística y un recorrido, quizás demasiado rápido por la notable asistencia de público, hacen que surjan muchas lagunas. "Me voy gratamente sorprendido, sobre todo con la capilla y la labor del arquitecto al haber conciliado a la perfección lo antiguo con lo nuevo, pero las explicaciones, aunque buenas, resultan escasas", opinó a la salida de San Telmo Fernando, un visitante.

Hasta el 16 de mayo aquellos que lo deseen podrán visitar, de forma guiada y gratuita, algunas de las dependencias del edificio: Salón de Actos (antigua enfermería, donde también estuvieron enterrados los hijos de los duques de Montpensier), la antigua Capilla de San Telmo (joya del barroco, que preside en su altar la talla de la Virgen del Buen Aire, protectora de los navegantes -la primera función de San Telmo fue la de escuela de marinos-), patios como el de la Fuente o el de San Jerónimo (totalmente reformado con el fin de lograr una mayor iluminación), el sótano con un mural de azulejos rescatados de distintos puntos del edificio, la cripta (futura biblioteca o archivo), distintas salas como las de audiencias, del consejo de Gobierno, la diáfana para oficinas, el despacho del presidente (con vistas a los Jardines del Cristina), y lo más esperado, la sala o salón de los Espejos (antiguas habitaciones de estudiantes, posterior salón de baile y actual sala de recepción de la presidencia de la Junta de Andalucía).

La visita concluye en los jardines, Parque de María Luisa, que no podrán visitarse, por el momento, a pesar de la gran obra de restauración acometida. "Es una lástima no poder pasear por el jardín y, además, sabiendo el coste total de las obras, más de 40 millones de euros, y en los tiempos que corren", reseñó una de las visitantes que, sin embargo, no dudó en sumarse al aplauso que, de forma espontáneas, se arrancó al final de la visita.