Su militancia sindical lo obligó a exiliarse en Francia durante ocho años. Hacia el país vecino partió un día de 1971 junto a su mujer -a punto de dar a luz- y allí trabajó como mecánico de máquinas de coser, en la rotativa de un periódico parisino y "en todo lo que iba saliendo". Pero lejos de perder el vínculo con su Sevilla natal, desde que Manuel Lara regresó de su exilio en 1978 no ha parado de trabajar por la ciudad. Se crió en la Puerta de Carmona pero "la vida" hizo que se instalara junto a su familia en la zona norte de la ciudad, donde en aquella época "quedaba mucho por hacer". Como miembro de una asociación de padres, peleó por mejorar los servicios educativos en el barrio y junto a un grupo de vecinos puso en marcha un centro de adultos donde se engendró hace ya más de dos décadas la Asociación Comité pro-parque educativo Miraflores. Entre los logros de este colectivo está la creación de la que es hoy la mayor zona verde de la capital, con 90 hectáreas de superficie. También de este grupo de vecinos surgió la iniciativa de habilitar 150 huertos de ocio que se reparten mediante sorteo y otros tantos dedicados a los alumnos de los centros educativos del entorno. Cuenta Manuel Lara, que hoy tiene 61 años y está prejubilado tras años trabajando en labores de mantenimiento para el Ayuntamiento, que el barrio "ha cambiado mucho". Eso sí, él no para en su empeño de hacerlo un poco mejor cada día.