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La Noria

La 'reprogramación' imperfecta de la SE-40

  • El Estado deja fuera de su programa de recortes el arco Sur de la circunvalación exterior y retrasa sine díe el trazado Noroeste

CUANDO en una consejería o en un ministerio, casi siempre en aquellos relacionados con las grandes inversiones en materia de infraestructuras, se dice la frase mágica -"debemos reprogramar"- los urbanistas suelen echarse a temblar. No son buenas noticias. ¿Qué significa reprogramar? Para algunos, la palabra no es más que un eufemismo -a la larga inútil- para ocultar a corto plazo la decisión política de dejar un proyecto durmiendo el sueño de los justos. Para otros, en cambio, resulta ser una práctica habitual en los tiempos difíciles. Algo con lo que hay que lidiar. Lo malo, dicen estos últimos, no es que una determinada obra se reprograme; lo nefasto es que no se licite o que durante su ejecución se paralice por falta de fondos. Como es evidente, hay tesis para todos los gustos.

La decisión del Gobierno central del cerrar el grifo de las inversiones públicas, motivada por el duro programa de ajustes iniciado por el Ejecutivo de Zapatero para reconducir el desbocado déficit estatal, empieza ya a concretarse en el ámbito territorial -el que a todas luces es electoralmente más sensible; queda menos de un año para las próximas elecciones municipales- tras la esperada comparecencia en el Congreso del ministro de Fomento, José Blanco.

El final de la fiesta

El ministro anunció el jueves la cancelación y el retraso de obras por valor de casi 10.000 millones de euros. Una cifra nada despreciable que, aunque servirá para aliviar de golpe la situación de las arcas públicas, lleva implícita la dramática paradoja de no contribuir a que el empleo -como resultado de la ralentización económica- vaya a repuntar en los próximos años. ¿Cómo ha quedado Sevilla en este juego de la silla? Bien, en líneas generales. Mejor dicho: menos mal de lo que se esperaba. Aunque es sabido que un pesimista no es más que un analista bien informado. El final de la interminable fiesta de la obra pública que, gracias en buena medida a los fondos comunitarios, ha contribuido a dar a España la faz de un país europeo, nos va a pasar rozando. Sin darnos totalmente de lleno, pero tocándonos de lado.

Claro que estas cosas deben analizarse en el contexto en el que se producen. Si tenemos en cuenta que podría haber sido peor -dado el escenario económico- parece justo certificar que, bien sea por los intereses políticos, o por el convencimiento real que pudiera existir en el ministerio sobre las necesidades de Sevilla, lo cierto es que la nueva circunvalación exterior de la capital de Andalucía -la SE-40- no va a congelarse del todo. Algo que hubiera puesto las cosas muy difíciles a muchos alcaldes metropolitanos a apenas meses de la cita con las urnas.

La valoración política que ayer hicieron los dos grandes partidos sobre la cuestión entra dentro de lo previsible. Mientras el PP calificaba de "mazazo" la decisión, el secretario general del PSOE de Sevilla, José Antonio Viera, dejaba claro de forma "rotunda" que las obras de la SE-40 y la ampliación de la red de Cercanías hasta el Norte del Aljarafe "van a continuar". Viera agregó su visión política: "El PP tiene terror a que ambos proyectos prosperen".

En parte, tiene razón. El tijeretazo estatal permite hacer una evidente lectura local. No sólo municipal, sino comarcal. Pero su repercusión esencial no radica tanto en favorecer al PP -cuyo peso político en la corona metropolitana de Sevilla es discreto-, sino en ser un evidente elemento en demérito de los socialistas. De ahí que, sin que se diga oficialmente -la dirección provincial no quiere dar detalles-, la presión política del PSOE de Sevilla para que la SE-40 siguiera adelante haya sido intensa. Y, probablemente, determinante.

la afección territorial

De cualquier forma, todavía no está del todo claro cuál será el escenario final. A pesar del aparente nihil obstat de Fomento al proyecto de inversión viaria que necesita para despegar el área metropolitana -sobre la SE-40 están diseminadas un buen número de áreas urbanísticas estratégicas en las que se pueden desarrollar proyectos empresariales privados que necesitan contar con una circunvalación con suficiente capacidad para sus necesidades- queda por saber todavía qué sacrificios, para que la obra salga adelante, tendrá que asumir Sevilla.

Los ajustes se dan por descontados. De otra manera es imposible que, sin parar más obras, Blanco reconduzca el presupuesto. La cuestión queda pendiente de las difíciles negociaciones con las empresas adjudicatarias. ¿Qué pasa con los tramos de la SE-40 que no han sido licitados? Aunque el ministro no se refirió a ellos, es evidente: el arco Noroeste de la circunvalación -sin contratar- queda varado. ¿Hasta cuándo? Hasta que las cosas mejoren. La medida influirá en municipios como La Rinconada, La Algaba, Salteras o Espartinas. Es cierto que muchos de ellos tienen alternativas viarias secundarias -el acceso Norte o la nueva N-630-, pero, en este contexto, la puesta en marcha de proyectos metropolitanos como el nuevo centro logístico de Sevilla -que está previsto ubicar en la zona de Majarabique- seguirán siendo más virtuales que seguros.

Hasta que se cierren los presupuestos estatales de 2011 no se sabrá exactamente qué pasa. El retraso admitido por Fomento para la SE-40 oscilará entre el año y el lustro. Mucho, si se tiene en cuenta la dilación histórica de la obra. Poco, dada la coyuntura.

ajustes en los túneles

El factor esencial para despejar las dudas y, con independencia de lo que digan los políticos, arrojar algo de luz sobre la cuestión, será el diseño final del paso Sur de la circunvalación: los túneles bajo el Guadalquivir que deben permitir la operatividad real entre el arco Suroeste y el Este de la SE-40. Sin esta dotación el proyecto se viene abajo. Una de las opciones que se barajaron era sustituirlos por un puente. El PP, al menos, así lo dijo. Parece que la decisión de que sean túneles está tomada. Pero Fomento no da más detalles. Es probable, de cualquier forma, que sufran ciertos ajustes en relación al proyecto original. La máxima de la reducción presupuestaria lo exige. El margen de acción está en dos sitios: en los aderezos y en su sección. Si el Estado logra un acuerdo con las empresas habrá salvado al menos la bisagra viaria entre Huelva y Cádiz y, sobre todo, la alternativa al Puente del Centenario (SE-30). Dada la coyuntura económica, sería una victoria en mitad de la tempestad. Pero todavía hay que esperar.

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