¿Quién no ha buscado su pueblo en el mapa de provincias que recorren la Plaza de España? Sin duda, un clásico para turistas y sevillanos que ayer no quisieron perderse el esperado estreno del remodelado monumento.

El sol acompañó en tan emblemático día, en el que la plaza se llenó de público de todas las edades. "Tengo los mismos años que la plaza y solía venir cada domingo cuando mis hijos eran pequeños", recuerda Luisa Rodríguez, cuya asignatura pendiente, reconoce, siempre será el montarse en las barcas.

Rocío y Pedro acudían cuando eran novios y ayer iban acompañados por su hijo pequeño, al que le cuentan como años antes los niños hacían cola para subir al carro que tirado por el burrito que recorría la plaza.

Juan Borrego se fotografía junto a su Málaga natal, y pasea junto a Cristina y Elvira Fernández: "Ha quedado muy bonita, antes tenía mucha vida y esperamos que vuelva a ser así".

Hay quienes guardan en su memoria la misma imagen que ayer pudieron volver a ver. Otros piden que haya más vigilancia para evitar que el vandalismo acabe de nuevo con uno de los monumentos cumbre de la obra del sevillano Aníbal González.

Una gran multitud de personas esperaban ayer en la cola para montarse en las barcas, una de las estampas más queridas por los ciudadanos. Los más nostálgicos pudieron volver a surcar la ría a remo, y hubo también quienes innovaron subiendo a la barca de motor.

El pequeño Miguel montó por primera vez junto a su padre, y Nuria revivió la experiencia que tuvo con 6 años. Ana tendrá que volver otro día porque ayer había mucha cola, mientras Pablo intentaba decidir si se atrevería a subir o no.

Los funcionarios más veteranos de la Plaza de España guardan en su memoria 30 años de anécdotas y curiosidades: "Era un lugar muy transitado, y mientras se celebró la Feria en El Prado, los caballistas acudían aquí para descansar". "¡Y cómo olvidar el alquiler de bicicletas de Manolo!", comentan.

Es un entorno muy romántico, donde muchas parejas de novios lo han elegido como escenario de su reportaje nupcial. Dedicatorias y declaraciones de amor llenan la piedra de los balcones.

Y tras la visita a la plaza, seguía la parada en el bar Citroen, donde su dueño recuerda también la gran expectación que supuso el rodaje de Star Wars.

Los jóvenes de la generación del 86 no olvidan los paseos en barca, las vueltas en bicicleta y las colas para subir al burro.

Muchas curiosidades recorren sus rincones, como los libros de las provincias que llenaban los huecos, hoy vacíos, de los bancos. Más de ochenta años de una historia que ayer volvió a vestirse de gala dando de nuevo la bienvenida a los sevillanos.