Sevilla

633€: El sueldo de un cura sevillano

  • Es uno de los salarios más bajos que paga la Iglesia española · La Seguridad Social no cubre la baja por enfermedad del sacerdote, aunque la diócesis sufraga los gastos del alojamiento

El sueldo de los sacerdotes sevillanos está a la cola de los salarios establecidos por la Iglesia española. Un párroco que ejerza su ministerio en la Archidiócesis de Sevilla cobra al mes 633,30 euros, el salario mínimo interprofesional (SMI) con el que se cubren la necesidades básicas de alimentación y ropa, ya que el hospedaje y los gastos del hogar corren a cuenta del Arzobispado, propietario o arrendatario del inmueble donde el presbítero se aloja. La diferencia es de hasta un 31% si se compara con lo que puede llegar a recibir un cura de otra diócesis.

Con estas cifras, y dejando al margen el carácter espiritual de su trabajo, podría decirse que la profesión de sacerdote en Sevilla es una de las peor pagadas de España. Su sueldo base puede aumentar en función de las aportaciones que reciba del consejo económico de cada parroquia o por labores pastorales distintas a la de párroco. No obstante, en ninguno de estos casos el salario se eleva por encima de los 1.000 euros, cantidad que sólo la supera el arzobispo, que recibe un honorario mensual de 1.200 euros. 

 

La partida presupuestaria que cada año destina la archidiócesis para el "mantenimiento" del clero procede del fondo diocesano, constituido por las aportaciones voluntarias de los contribuyentes en la declaración de la renta, la gestión de los bienes eclesiales y los donativos de los feligreses en sus parroquias. Dicho presupuesto varía cada ejercicio dependiendo del SMI establecido por el Estado y el número de sacerdotes. En 2009 la retribución del clero en la diócesis sevillana alcanzó los 4,1 millones de euros, de los cuales 2,5 millones fueron a parar directamente al bolsillo de presbíteros y religiosos, mientras que 1,6 millones sirvieron para sufragar la Seguridad Social (cuota patronal) y otras prestaciones sociales. En líneas generales, el mantenimiento del clero supone menos del 40% del gasto total de la Iglesia de Sevilla. 

 

Rafael Cano, ecónomo del Arzobispado, detalla que fue en el episcopado del cardenal Bueno Monreal cuando se estableció que el sueldo del sacerdocio sevillano quedara fijado por el salario mínimo. El sistema no ha variado desde entonces, pero sí las necesidades eclesiales. Aunque es cierto que en la última década el SMI se ha elevado sustancialmente -en ocho años ha crecido más de un 43%- las funciones de los presbísteros se han visto multiplicadas por el aumento poblacional y la falta de vocaciones, que obligan a un párroco a atender un mayor número de servicios ante la escasez de nuevos sacerdotes. Por este motivo, el salario del clero se incrementa con las ayudas que recibe de su parroquia, donde el consejo económico suele librar unos suplementos muy variables según los fondos con los que cuente. En algunas feligresías esta aportación puede llegar a los 200 euros, aunque en otras es imposible destinar algún dinero para el mantenimiento del clero, por lo que en muchas ocasiones es el propio sacerdote el que se ve obligado a cursar la petición al arzobispado para que sufrague parte de sus gastos. Según Cano, estas solicitudes, que no han aumentado pese a la crisis, suelen proceder de curas que tienen a su cargo varios templos en distintas localidades, por lo que necesitan más dinero para costear los desplazamientos.

 

La diócesis también contempla suplementos para quienes realicen otras labores además de las parroquiales. Entre ellas se encuentran los sacerdotes que son capellanes de órdenes de clausura, que reciben 140 euros mensuales por convento. Si el párroco es además arcipreste de zona, tendrá un suplemento cercano a los 100 euros. En el caso de que se trate de un canónigo, éstos añadirán al sueldo base alguna compensación por labores específicas, que no superan los 300 euros. Los sacerdotes jubilados, por su parte, reciben de la Seguridad Social una pensión mínima de 400 euros que se completa con los 200 euros que destina la diócesis para que se equiparen con el sueldo base de los que están en activo. 

 

Aquellos curas que además ejerzan alguna labor profesional en otra institución, como profesor o enfermero, no percibirán ninguna remuneración económica por su labor pastoral y se mantendrán sólo con el sueldo establecido por la empresa pública o privada en la que trabaje. Para ello tendrán que comunicar con antelación al prelado hispalense el tipo de labor a desempeñar para recibir el permiso correspondiente y asignarle un ministerio acorde con los horarios de dicha profesión. 

 

Pese a renunciar a un holgado sueldo, uno de los beneficios de los que goza el sacerdote es el de no cargar con la cruz de una hipoteca. La Iglesia se encarga de garantizarle un hogar, ya sea propio o en alquiler, cuyo mantenimiento -gastos de luz y agua- también corren a cargo del Arzobispado. Por contra, la diócesis, en función de un acuerdo firmado entre la Conferencia Episcopal Española y la Seguridad Social, no cubre ciertas contingencias, como cargas familiares y bajas por enfermedad. 

 

Si se compara con el resto de España, el resultado es muy significativo. En otras diócesis, de importancia similar a la sevillana, el salario del clero roza los 1.000 euros. Ocurre en la Archidiócesis de Barcelona, en la que el sueldo base alcanza los 923 euros mensuales. También en Bilbao, donde un cura recibe 14 pagas, doce de 906,71 euros y dos extras de 934. Algo más reducido es el honorario de un sacerdote en Madrid, establecido en 844 euros, a los que se suman los trienios por antigüedad a partir del cuarto año de ministerio, que suponen un suplemento de 15 euros por cada uno. Salarios que superan entre un 25% y un 31,4% al fijado por la Iglesia de Sevilla.

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