SEvillA dedicó sendas barriadas a los pontífices Pío XII y Juan XXIII. León XIII tiene una populosa avenida en la que llegó a residir Manuel Chaves cuando la pinza de Arenas y Rejón lo desalojó del Palacio de San Telmo. Juan Pablo II es el último Papa que se incorporó al callejero de la ciudad. Una avenida familiar en las incidencias del tráfico, junto a la llamada calle del infierno en la que el Papa polaco celebró la multitudinaria Eucaristía cuando visitó Sevilla el 5 de noviembre de 1982, una semana después del triunfo de Felipe González en las elecciones generales.

Sevilla fue una de las 18 ciudades que Karol Woytjtila visitó en su primera visita pastoral a España. La tierra de María Santísima, la que antes que Roma el dogma de la Inmaculada Concepción proclamó (lo dicen los tratados de teología y Silvio en una de sus más hermosas canciones) no figura por ahora en los planes viajeros del Papa Benedicto XVI. La Nova Roma del estudio del historiador y académico Vicente Lleó Cañal no ha podido pese a su predicamento mariano, la secular historia de sus cofradías o la presencia de su Semana Santa en Los hermanos Karamazov, figurar en la agenda de los viajes pontificios de Joseph Ratzinger.

Valencia, Santiago de Compostela, Barcelona y Madrid. Con la excepción de la capital gallega, los ideólogos de los viajes del Papa de Roma prefieren ciudades que tienen o han tenido circuitos de automovilismo, amén de los consabidos méritos catedralicios.

Son las ciudades que han entrado en la Champions pontificia. Si la edad del Papa se lo permite, Sevilla sería como mucho la quinta ciudad española que visite el reputado teólogo y filósofo alemán. Juan Pablo II sí multiplicó su presencia como consta en leyendas que figuran en el Palacio Arzobispal, en la Basílica del Gran Poder, en el convento de las Hermanas de la Cruz en cuyo edificio nació Fernando Villalón. El Papa rociero, aldea almonteña que no visitaba ningún pontífice desde Benedicto XV. Su presencia más estelar fue junto al campo de la Feria, en una zona que el urbanismo del siglo XXI empezaría a denominar Los Gordales antes de que la crisis paralizara dos proyectos vinculados con ese topónimo urbano: el traslado de la Feria al Charco de la Pava y la Ciudad de la Justicia. Como pese a esa ubicuidad casi omisciente no llegó a pasarse por la Macarena, la estatua de Juan Pablo II esculpida por Miñarro tendrá que buscar otro escenario.

El gran protagonista del segundo viaje de Benedicto XVI a España ha sido el arquitecto Antonio Gaudí. 1926 fue un año infausto para la arquitectura española. El autor de la inacabada Sagrada Familia que acaba de ser consagrada en la meteórica visita papal murió ese año atropellado por un tranvía. En 1926, el arquitecto sevillano Aníbal González fue objeto de un atentado que estuvo a punto de costarle la vida. Murió tres años después, el mismo 1929 unido a la Exposición Iberoamericana que condicionó la nueva trama urbana de la ciudad.

El año que un tranvía atropelló a Gaudí dos arquitectos sevillanos empezaban sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Barcelona: José Galnares Sagastizábal (1904-1977) y Joaquín Díaz Langa (1907-1985). Terminaron la carrera en 1932, un año después de que se creara el Colegio de Arquitectos de Sevilla.

Galnares nació en Sevilla y Díaz Langa en Villanueva del Río y Minas. Dos jóvenes sevillanos viendo crecer aquel edificio que retaba los cánones de la geometría y el equilibrio. Arquitectos del 29, réplica a los poetas del 27, guarismo que no pudo conocer Gaudí. El centenario de su muerte, 2026, ha sido la fecha elegida para concluir los trabajos de la Sagrada Familia.

Galnares y Díaz Langa firmaron obras en la calle Rioja. El primero hizo el proyecto del edificio que ha sido sede del BBVA. El segundo dirigió los trabajos del Gran Britz, establecimiento puntero de la época inaugurado el 20 de septiembre de 1945 y que en la actualidad acoge una tienda de la firma de moda Stradivarius. Aquellos arquitectos veinteañeros de la Barcelona de Gaudí pasaron los últimos años de su vida en dos de sus obras más personales, las casas que uno y otro diseñaron para su residencia familiar en la calle San Vicente. La de Galnares es la sede regional del PSOE. La de Díaz Langa conserva el nombre y el oficio de su titular.