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Sevilla

La residencia de Los Bermejales abre sus puertas con 140 plazas

  • El centro para mayores Fundomar tendrá 216 camas, tanto concertadas por la Junta como privadas · Ha entrado en funcionamiento por fases y en abril estará al 100%

Después de diez años de trabajo, el centro de personas mayores de la Fundación Doña María (Fundomar) en Los Bermejales ha abierto sus puertas, tras dos años de obras. La residencia, en la que ya hay 20 ancianos, comenzó a funcionar el pasado 17 de diciembre. Actualmente, tienen disponibles 140 plazas y en marzo estará funcionando al 100%. En total, contará con 216 camas, tanto privadas como concertadas con la Junta de Andalucía y el Ayuntamiento -que tendrá 15-, y 70 plazas de unidad de estancia diurna. Aún no han firmado el concierto con la Junta, que aproximadamente tendrá 140 plazas concertadas, todo depende de la necesidad de la delegación y de la demanda. Una firma que tendrá lugar en los próximos días, comenta Fernando Acosta, director de la residencia, que explica que "hemos empezado poco a poco, para que no entren todos los ancianos al mismo tiempo. Hemos preferido hacer una evaluación de salud, social y psicológica a cada persona, y que vayan entrando escalonadamente para que los mayores se familiaricen con el centro, que es como su casa".

Antes de abrir el centro se han asegurado de que todo funcione correctamente y que el personal, al que han dado clases de formación previa, sea el adecuado. "Hemos mirado hasta el último detalle. Es nuestro proyecto estrella después de diez años de intenso trabajo con las personas mayores", cuenta Pedro Vázquez, director de Fundomar. "Aspiramos a ser referentes en el cuidado y atención de los mayores, a los que le damos una atención personalizada. Nuestro objetivo es la excelencia. La visión estratégica de la fundación es dar respuesta a las necesidades que tengan todos los mayores", recalca Vázquez.

Una de las diferencias de esta residencia, es que es un centro abierto en el que no sólo conviven los ancianos que allí viven, sino que realizan talleres de taichi, yoga y gimnasia, entre otros, a los que acceden mayores del barrio. "Organizamos actividades para los mayores que viven en nuestro centro pero también para los del barrio", especifica Vázquez. No es la típica residencia cerrada, en la que los familiares sólo pueden acudir en horario de visita. "Es un centro abierto al barrio, los mayores pueden salir a la calle cuando quieran, y aquellos que no pueden salir solos son acompañados por nosotros", relata Acosta, que dice que la visita de los familiares es constante, ya que está permitida a cualquier hora menos en el horario de comida.

Los ancianos que ya están en la residencia están "muy contentos", se sienten como en casa. Las auxiliares cuidan mucho los detalles y se preocupan por la imagen de los mayores, que pasean por el centro muy bien vestidos. "Queremos que conserven su autoestima y que estén a gusto consigo mismo".

El centro es un edificio moderno, con una amplia zona ajardinada de uso público, biblioteca, sala de terapia ocupacional, peluquería, un ala para los servicios médicos, entre otras áreas en las que se desarrollarán un sinfín de actividades. "Queremos que la persona se divierta", señala Vázquez. La cultura está presente en el centro. Actualmente, tienen una exposición de pintura, y pronto tendrán una de fotografía. El objetivo: que los familiares vean algo diferente que no sea como una visita a un hospital sino que los propios familiares participen en las actividades.

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