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Juan José Asenjo, arzobispo de Sevilla

"La Iglesia está hoy en la primera línea de la ayuda a los pobres"

  • "Si se plantea una nueva visita del Papa a España, los obispos del Sur lucharemos para que venga a Andalucía". El arzobispo de Sevilla reconoce que estamos en un momento difícil para la Iglesia por la secularización, pero aprecia un mayor compromiso en la fe de los católicos

EL arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, además de estar al frente de una de las archidiócesis más importantes, es una de las voces más relevantes y cualificadas de la Iglesia en España. Afronta unos días que han sido de poco dormir y mucho trabajar, pero ha buscado un hueco para recibirnos en el Palacio Arzobispal.

-¿Qué valoración general nos puede hacer del momento de la Iglesia en España? ¿Hay demasiadas dificultades?

-La Iglesia no vive unos tiempos confortables. A veces son de acoso, de lucha… Son tiempos en los que no está bien visto ser cristiano. En España, como en el resto de iglesias europeas, estamos acosados por la secularización. Pero esto, lejos de deprimirnos o inhibirnos, debe ser un estímulo para anunciar a Jesucristo con obras y palabras, para avanzar en la evangelización, que es una prioridad.

-Los últimos datos dicen que hay menos católicos, que van menos personas a misa, que han bajado los matrimonios canónicos…

-Es un hecho constatable que ha disminuido la práctica del precepto religioso dominical y también hay menos matrimonios canónicos. No lo puedo aplaudir... Siento que es la consecuencia de una sociedad que se va secularizando. Pero esto, como digo, nos debe animar para evangelizar.

-¿No hay datos positivos?

-Hay otros parámetros también. Por ejemplo, parece que el número de católicos que se toman en serio su fe está creciendo. Quizás ahora son más consecuentes que hace unos años. Esa fe también nos da esperanza en el futuro.

-¿La visita de Benedicto XVI a España ha sido un estímulo?

-Una visita del Papa siempre es positiva. Supone un fortalecimiento de la fe y un acicate de esperanza. Nos ayuda a vivir nuestra fe con mayor gozo y compromiso.

-¿Está previsto que el Papa venga también a Sevilla o a otra ciudad andaluza?

-En estos momentos, no. Ha venido a España recientemente, y como se sabe estuvo en Santiago de Compostela en el Año Santo y en Barcelona para consagrar la Sagrada Familia. Había venido antes a Valencia. Y en agosto vendrá a Madrid, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. Hasta ahora, no tiene otras previsiones de viajar a corto plazo a España.

-Y si vuelve más adelante, ¿intentarán que venga a Andalucía?

-Si se plantea otro viaje del Papa, los obispos del Sur lucharíamos para que viniera.

-¿Hay muchas expectativas con la Jornada Mundial de la Juventud ?

-La preparación está muy avanzada y esperamos que sea un éxito, con la presencia de unos dos millones de jóvenes en Madrid. En Andalucía esperamos una participación masiva. Además los jóvenes de otros lugares vendrán a nuestras diócesis. En Sevilla esperamos que se alojen unos 17.000 entre el 1 y el 15 de agosto. Serán días de convivencia, de formación, de actividades lúdicas y de oración. Desde aquí quiero invitar a los sevillanos a que acojan a estos jóvenes en sus casas, también a las hermandades para que les cedan sitio en sus casas de hermandad, y a los religiosos que los reciban en los polideportivos de sus centros… Necesitan poco, apenas algo de espacio.

-¿Qué se busca con esta JMJ?

-Llegar a los jóvenes. Profundizar en la pastoral juvenil, contribuir al conocimiento de Jesucristo, el amor a la Iglesia, el apostolado y el descubrimiento del prójimo. En Sevilla esperamos que 15.000 jóvenes acudan a la Jornada.

-¿Las relaciones de la Iglesia con el Gobierno de Zapatero han mejorado en los últimos meses?

-Tengo la impresión de que las relaciones con el Gobierno son ahora fluidas y cordiales. Sobre todo en la preparación de los viajes del Papa, donde la colaboración es más que satisfactoria. También siguen otras cuestiones pendientes, como las clases de Religión y otros temas de moral y costumbres.

-¿Desde dónde se hace campaña contra la Iglesia católica?

-Desde instancias diversas. La cultura secularizada trata de barrer a Dios de la vida pública. Se manifiesta a través de unos medios de comunicación que en buena medida no son cristianos, y en determinadas iniciativas legislativas que no respetan el derecho de los padres a ser los primeros educadores de sus hijos, que no respetan la libertad de educación y tratan de suplantar a la familia en el corazón de los niños.

-¿Los casos de pederastia han hecho mucho daño a la Iglesia?

-Evidentemente. El descubrimiento de esos casos de pederastia ha sido un golpe terrible, que ha hecho mucho daño a la Iglesia.

-¿Y cómo lo califica?

-No puedo sino condenar esos comportamientos aberrantes. Nadie más que nosotros, los sacerdotes, debemos llevar una vida íntegra. Aprovechar la condición religiosa para cometer abusos es un crimen intolerable.

-Benedicto XVI ha dado orden de tolerancia cero con esos casos…

-El Papa, antes de serlo, ya se implicó en la lucha contra esta lacra. Dios quiera que desaparezca de la faz de la Iglesia. Esto también obliga a un mejor discernimiento de los candidatos a sacerdotes, y es mejor actuar ahí por exceso que por defecto. Personas con desviaciones sexuales no pueden ser sacerdotes.

-Hablemos también de otros temas positivos. ¿La Iglesia está ahora en la vanguardia contra los efectos de la crisis?

-En la Conferencia Episcopal se habló de este asunto recientemente. A veces se habla de la crisis y se dice que no apuntamos a las razones éticas que hay en su origen. Pero hay documentos de los obispos sobre las dimensiones éticas. Yo también me pronuncié en mi pastoral de comienzo de curso. Hemos visto que la Iglesia está en primera línea del compromiso con los pobres, a través de Caritas diocesana y parroquial, que es el último recurso al que llaman los pobres. Y quiero destacar la colaboración de los religiosos en barrios marginales.

-Además de la teoría, hay que comer todos los días…

-Hoy mucha gente come gracias a los comedores sociales religiosos. Quiero destacar la implicación de las hermandades y cofradías, que están ayudando mucho a socorrer a los pobres en el día a día. La Iglesia puede estar legítimamente orgullosa de esta labor.

-Aunque es agua pasada, le voy a preguntar por Cajasur.

-Sí, quiero decir que la Iglesia hizo cuanto estuvo en sus manos para salvar a Cajasur, para que siguiera vinculada a Córdoba y a la Iglesia. La coyuntura ha llevado a una situación de crisis a otras muchas cajas de ahorros. La Iglesia trató de salvar a Cajasur, y de salvar también los derechos de los trabajadores, incluso a costa de su propia supervivencia como institución titular de esta entidad.

-¿Y cómo ve las últimas medidas del Gobierno para el futuro de las cajas de ahorros?

-Bueno, me parece que las últimas medidas deben rebajar los calificativos duros, contundentes, que se vertieron sobre la acción de la Iglesia en Cajasur.

-A su último presidente, Santiago Gómez Sierra, lo tendrá de obispo auxiliar en Sevilla…

-Yo estoy muy agradecido al Santo Padre por nombrarlo obispo auxiliar de Sevilla. Solicité un colaborador y, entre los nombres que aporté, estaba el de don Santiago. Para mí ha sido una gran alegría que se hayan fijado en él.

-¿Y no lo verán algunos como un ex presidente de caja de ahorros, antes que obispo?

-Sería un error. Es un sacerdote de hondura, de mucha vida interior, extremadamente inteligente, tiene sentido pastoral… Es humilde, cercano y enormemente trabajador.

-¿Se equivocó en Cajasur?

-He sido testigo de su lucha tenaz por salvar a la caja. Fue una lucha hasta la extenuación, que llevó con rectitud y gran honradez, pero la coyuntura era muy difícil. Estoy seguro de que cuando lo conozcan más en Sevilla, se apreciarán sus muchas cualidades. Prestará a todos un magnífico servicio.

-¿Qué opina de Griñán?

--Conozco a Griñán, lo traté en mi etapa de obispo de Córdoba. Entre él y yo hubo una cierta sintonía psicológica. Me parece un político bien preparado, con experiencia de servicio al Estado y la comunidad autónoma. Mantengo con él una relación fluida y cordial.

-¿Y qué piensa de Javier Arenas?

-Lo conozco menos, lo he tratado menos. Me parece un político valioso, un hombre de clara vocación política. Ha desarrollado una larga experiencia en el Gobierno de la nación y aquí está ejerciendo su papel actual de jefe de la oposición.

-¿Usted nos recomendaría a quién debemos votar?

-La Iglesia se pronuncia a través de documentos de la Conferencia Episcopal, donde se recogen los grandes principios y orientaciones. La Iglesia no quiere ni puede decantarse por un partido, pero sí se le debe reconocer su derecho a exponer esos grandes principios para que el cristiano lo tenga en cuenta. Y esto no es injerencia en la política, sino un derecho de la Iglesia y un deber moral.

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