Inauguración

Monteseirín augura que el Parasol formará parte de la 'Sevilla eterna'

  • El alcalde asegura que dentro de un año los beneficios de las 'setas' habrá superado el gasto de 123 millones de euros · El Ayuntamiento califica el proyecto de Mayer como el arranque de la Sevilla del siglo XXI.

"El Metropol Parasol será cantado como uno de los símbolos seculares de la Sevilla eterna". El autor de esta frase es el alcalde de Sevilla, Afredo Sánchez Monteseirín, que ayer protagonizó la inauguración del proyecto que ha cambiado la fisonomía de la Plaza de la Encarnación y al que aún le quedan varios meses de obras para rematarlo. Fue el último acto de estas características y, de alguna forma, el principio del fin de su mandato, de ahí que en su discurso no faltaran referencias a la apuesta continua por el "riesgo" y la modernidad que ha imperado en su gobierno. El alcalde entregaba a la ciudad el proyecto que más simbolizaba su era, la era Monteseirín que ayer comenzó a despedirse.

Los trabajos para tenerlo todo a punto no acabaron hasta poco después de las 17:30. A esa hora aún había operarios quitando vallas cuando una charanga calentaba el ambiente en una plaza de la Encarnación donde todavía había colocadas planchas de metal para preservar el pavimento recién adoquinado. Cosas de las prisas. Un buen número de curiosos se amontanaba detrás de las vallas que rodeaban todo el conjunto y en las escalinatas frente a la calle Regina, por la que subieron las autoridades políticas, empresarios y representantes de la constructora Sacyr. Un maremágnum de fotógrafos esperaba el instante en el que sería descubierta la placa conmemorativa. Las banderas de Europa, España, Andalucía y Sevilla lucían en cada seta. La nueva plaza en superficie estaba rotulada -con cerámica clásica trianera como en el resto de calles sevillanas- con el nombre de Plaza Mayor, una nomenclatura quizá demasiado tradicional para un espacio tan vanguardista. Un minuto antes de las seis el alcalde descubría la placa conmemorativa que contenía su nombre: "La ciudadanía de Sevilla inauguró este espacio siendo su alcalde Don Alfredo Sánchez Monteseirín. 27 de marzo 2011".

Al momento sonó el himno de Andalucía, el de España y un pasodoble interpretados por la Banda Sinfónica Municipal. Mucho confeti. Y más fotos. Con todo el equipo de gobierno, con los representantes de los placeros y de la constructora, con el arquitecto autor del proyecto, Jürgen Mayer, y varios de sus colaboradores. Luego llegó el paseo panorámico por las copas de la setas y, por fin, el discurso dentro del Antiquarium.

Monteseirín se gustó en las formas. Era la última ocasión para repetir el discurso que ha imperado de forma bastante reiterada en la última semana, plagada de inauguraciones y visitas oficiales a obras aún por concluir. Habló del riesgo y la apuesta por la modernidad, hizo un repaso breve por la historia "poco edificante" del enclave transformado y no desaprovechó la ocasión para hacer un guiño a esa "sevillanía rancia" invitándole a que asumiera como propias las setas.

Defendió el riesgo como medio de éxito. "No arriesgar es el mayor riesgo", dijo el primer edil hispalense, quien lanzó un dardo a los sectores más conservadores de la ciudad al repetir parte de un discurso pronunciado por el presidente ejecutivo de Abengoa, Felipe Benjumea, esta semana: "Pretender vivir mirándonos a nosotros mismos y hacer lo que siempre hemos hecho es estar lejos de la realidad". Justificaba así un proyecto que se abre casi cuatro años después de lo previsto, que se ha encarecido un 70% hasta alcanzar los 123 millones de euros y del que se ocultó durante tres años un informe que lo consideraba técnicamente imposible. Monteseirín habló de estos conceptos, pero pasó por ellos muy de puntillas, como simples matices de una gran obra que supondrá un revulsivo económico para el sector norte del casco antiguo: "No ha sido fácil [...] Hemos sufrido muchos problemas de muy diverso tipo, constructivos, de acopio de la madera, económicos... administrativos. Pero lo hemos superado porque el proyecto lo merecía, porque Sevilla lo merecía y ahora nos alegramos".

Sus augurios -para cuando él ya no esté de alcalde- superan todas las previsiones. Monteseirín confía en que "los beneficios económicos del Metropol Parasol superarán en un solo año a la inversión acometida", frase con la que, en cierto modo, hace responsable a su heredero en la Alcaldía de la buena gestión del recinto. Todo un reto.

Agradeció a sus colaboradores y simpatizantes el apoyo prestado estos años. Y envió un mensaje a sus detractores: "Quiero pedirles perdón a todos aquellos que sienten que Metropol Parasol arremete contra su visión de lo que ellos entienden como sevillanía. Sólo decirles que no tengan miedo a cambiar". De propina les dedicó un poema de Juan Ramón Jiménez. Y acabó por asegurar que en ese mismo momento se inauguraba "la Sevilla del siglo XXI", a la que decía adiós como alcalde.

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