Sevilla - Celta de Vigo · la crónica

Emery idea el plan y Negredo ejecuta (4-1)

  • El Sevilla saca adelante con rotundidad un partido ante el Celta que podía convertirse en una desaborición. El acierto goleador del vallecano y el excelente partido de Jesús Navas facilitaron las cosas a los locales.

Triunfo importante para el Sevilla después de la decepción sufrida el pasado jueves en la Copa del Rey. El equipo de Unai Emery necesitaba por la vía de urgencia una inyección de autoestima y se encontró con un Celta que fue el rival ideal para metérsela en la epidermis. Los sevillistas, a pesar del cansancio que podían acumular por el exigente compromiso copero, desarrollaron a la perfección el plan que había ideado su entrenador para evitar la presión del contrincante y cambiaron una y otra vez el balón de banda para desarbolarlo. A partir de ahí Negredo se encargó de la ejecución y Jesús Navas lo facilitó todo para que las cosas fueran cómodas para los anfitriones.

Por supuesto que el Celta es un equipo endeble, quién lo dudaba. Los gallegos sólo han ganado un partido como visitantes y han empatado otro, pero conviene recordar a los mal pensantes que ya se habían beneficiado otros once equipos de la Liga española de esta bondad de los vigueses lejos de Balaídos. Es decir, que como las normas de competición establecen que todos se enfrentan contra todos en ambos campos, pues el Sevilla no debe avergonzarse, ni pedir perdón tampoco, de ser el conjunto que completa la docena de los que ya han derrotado al Celta cuando ejercían como anfitriones.

Paréntesis aclaratorio abierto y cerrado antes de analizar los porqués de la goleada de los blanquirrojos. Unai Emery había corrido sus riesgos a la hora de confeccionar la alineación inicial y se limitó a sacar de ella a los dos futbolistas que más lo habían decepcionado en el partido copero frente al Atlético. El equipo tampoco era refrescado en exceso, por tanto, y sólo ingresaban en el mismo Fernando Navarro y Manu del Moral en los puestos de Botía y Reyes, respectivamente. Además, el técnico, en su dibujo habitual, coloca a Rakitic en el costado izquierdo y mete a Manu del Moral como teórico segundo delantero. El problema es que se queda en eso, en teórico, pues el jiennense ni llega en plenitud a la hora de golear ni colabora con los medios centro cuando debe estorbar la salida del balón por parte de los centrocampistas rivales.

Por ahí comenzaría a sufrir el Sevilla, ya que el Celta lo tenía muy fácil para buscarle las espaldas a la pareja formada por Medel y Kondogbia, quienes echaban en falta una ayuda por delante y se desprotegían por atrás, aunque ellos tampoco hacían mucho por evitarlo. Claro que ese desajuste se paliaba con el plan que había ideado Emery para acabar con la presión del Celta. Cambios de juego constantes en busca de Jesús Navas o de quien pudiera entrar por la banda izquierda. Lo intentó el Sevilla en repetidas ocasiones y no es casualidad que así llegaran los dos primeros goles. Disparos de Jesús Navas tras pases en largo para eludir la presión, rechazos de Javi Varas y remates de Negredo perfectos en la línea de gol.

El Sevilla, a pesar de algunas sensaciones negativas en el trabajo defensivo, que no en la zaga necesariamente, se había colocado con un tranquilizador 2-0 a la media hora del partido. En teoría, era un marcador rotundo y debía espantar la posibilidad de una noche de cuchillos largos. Porque así hubiera sido si el Celta llega a acertar en momentos puntuales, particularmente cuando tras el 2-1, en un fallo individual de Fernando Navarro, tal vez el único, Orellana estrelló un balón en el larguero.

Claro que el fútbol también exige en el cóctel para sumar triunfos una dosis de fortuna y entonces, igual que otras veces no es así, le llegó al Sevilla. También porque inmediatamente vendría el descanso para demostrar que Emery lo ve bien desde abajo. Reyes por Manu del Moral, Rakitic al centro para estorbar la salida del balón de los vigueses, dos decisiones que serían fundamentales para que todo fuera diferente desde ese momento. Claro que Mario Bermejo tuvo un disparo desde fuera del área arriba, pero basta con efectuar un recuento de las opciones que tuvieron unos y otros para calibrar cómo pudo ser el resultado final del litigio. Se registró un 4-1, pero pudo ser perfectamente un 8-2 de haber aprovechado un 50% de las salidas a la contra con ventaja los sevillistas.

El Celta se ajustó al patrón osado, cercano a suicida, que gusta a su actual entrenador, Abel, y tiró la línea a 40 metros de Javi Varas, casi en el centro del campo. Y después de una fase de desconcierto e incomodidad, el Sevilla comenzó a conectar con Rakitic para que éste sirviera de puente hacia el extremo palaciego. Jesús Navas llegó una y otra, incluso antes que sus compañeros por su velocidad. Sin embargo, la tranquilidad no llegó a los sevillistas hasta que Medel intentó un disparo lejano y halló la colaboración de Javi Varas. El duelo quedó resuelto, Negredo logró su primer trío de goles en Primera y a Emery hasta le dio tiempo a probar a Jesús Navas y Reyes a pierna cambiada. Decisiones de entrenador, ejecución del goleador y partido de riesgo resuelto para el Sevilla. Motivos de sobras para que los seguidores de la fe balompédica nervionense sonrieran, al menos esta vez.

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