Liga europa

Mejor, al final fue un paseo (0-5)

  • El Sevilla sella con una tremenda autoridad su pase para la fase de grupos de la Liga Europa. El sufrimiento dura apenas 10 minutos.

Gratificante paseo para el Sevilla por Breslavia. El conjunto de Unai Emery cumplió el primero de sus objetivos, el de clasificarse para la fase de grupos de la Liga Europa, y lo hizo, además, con una superioridad aplastante, amén de evidenciar algunas de las cualidades que su técnico pretendía cuando fue confeccionando esta revolucionaria plantilla desde los albores del presente verano. Velocidad, dinamismo y mucha llegada al gol para convertir a ese Slask que tanto asustó en la primera parte de la ida en un verdadero pelele.

Porque el triunfo no pudo ser más contundente, cero a cinco como visitante, la misma diferencia que contra el Mladost en la ronda anterior, aunque con un gol menos marcado y encajado. Para los curiosos de la estadística, el global de ambos cruces sí fue el mismo, un 9-1 concluyente en ambos casos para los sevillistas y fiel demostración de la superioridad evidenciada dentro del terreno de juego.

Pero no todo fue fácil en la noche polaca. Los miedos incrustados en la epidermis de buena parte del sevillismo por esas ausencias en el sistema defensivo que podían conducir al resquebrajamiento del edificio se confirmaron bien prontito. Apenas diez segundos, el lateral Diogo Figueiras regala un balón en su intento de jugar hacia atrás y el disparo de Plaku, durísimo, obligó a Beto a realizar un paradón tremendo. El Stadion Wroclaw rugía con una afición muy chillona y completamente entregada a los suyos, lo que inducía a pensar que éste era un partido para hombres y, la verdad, repasando la alineación de Emery era lógico que la duda al menos asaltase. Sobre todo cuando Iborra se iba a convertir en una máquina de regalarle balones y opciones de llegada a un rival que comenzaba a creer en la remontada con tantas facilidades visitantes.

Afortunadamente para el Sevilla, sin embargo, aquello sólo iba a ser un efecto gaseosa y esa puesta en escena tan inquietante apenas se iba a quedar en eso, en el arranque de todo. A partir de los diez minutos, más o menos, el panorama cambió y el Sevilla, aunque con dificultades, sí iba a ser capaz de sacar la pelota hacia la línea de mediapuntas. Rabello comenzó a retrasarse algunos metros en busca del balón raseado tanto de sus compañeros de atrás como del propio Beto y el conjunto de Emery comenzó a lanzar avisos de lo que se avecinaba, pues la defensa del Slask solía estar más desprotegida de lo normal en el fútbol español.

En una de esas salidas, precisamente, Alberto entra por el costado izquierdo e intenta penetrar hacia el área, ahí lo detienen los polacos, pero el lateral presiona y provoca un regalo de uno de los centrales a Rakitic. En teoría, es una jugada más para comenzar a construir un nuevo ataque, pero el suizo-croata ve posibilidades para atreverse a lanzar un misil. Está muy lejos, pero el disparo sale durísimo y encima se desvía varias veces en el aire hasta provocar el error de Gikiewicz, que se pasa en su estirada y se deja el balón atrás. Todo se halla entre el golazo por un disparo tan lejano y de bella factura y el esperpento de la actuación del guardameta polaco, pero al Sevilla le da exactamente igual esa dicotomía, el hecho es que Rakitic se dirige hacia el banquillo para abrazarse con los suyos. Las apreturas habían desaparecido de golpe.

Tranquilizada la situación, el Sevilla ya se sintió mucho más fuerte atrás, la defensa mostró solidez y las salidas, sobre todo por parte de un espectacular Jairo, ya fueron continuas. Bacca sentenció antes del intermedio en una demostración de su calidad en la definición y hasta Emery se iba a poder permitir el lujo de refrescar al equipo a partir de entonces. De los agobios se había pasado al paseo y era el momento de exhibirse, algo que supieron hacer el centelleante Jairo y compañía. Los goles, lógicamente, fueron cayendo casi por inercia y al final el resultado no pudo ser más contundente para un Sevilla que, ahora sí, retorna a esa competición que fue capaz de ganar dos veces seguidas.

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