El irregular camino que describe el Sevilla de la mano de Unai Emery está alentando las sinergias que muchos anunciaban cuando José Castro sucedió a Del Nido en la presidencia del Sevilla: el nombre de Joaquín Caparrós, paisano y amigo del nuevo presidente, salta definitivamente a escena cara a la próxima temporada.

Mañana sábado hay prevista una reunión de Castro con el propio Caparrós. En Utrera, dónde si no. El Levante juega hoy mismo en Valladolid, en el partido adelantado de la jornada vigésima quinta de esta Liga BBVA, con lo cual su entrenador tiene previsto aprovechar para oír de primera mano ese posible proyecto que Castro y Monchi le pueden poner sobre la mesa con vistas a la próxima temporada.

El pasado verano, una vez renovó su confianza en Emery y acometió la profunda regeneración de su primera plantilla, la secretaría técnica del Sevilla diseñó un plan deportivo a medio plazo, contemplando unas expectativas a cumplir en tres años. Pero la respuesta de Unai desde el banquillo no ha estado a la altura del esfuerzo realizado: el equipo, con ocho partidos ganados, tantos como empatados y perdidos, describe la misma línea mediocre de su pasada Liga, en la que acabó noveno después de toda la segunda vuelta con Unai.

A día de hoy, el futuro del entrenador vasco cuando esta temporada toque a su fin a mediados de mayo se adivina lejos de Nervión. El cuarto puesto de la Liga, el último que da derecho a disputar la próxima Liga de Campeones, está casi imposible, a 12 puntos. Y repetir clasificación para la Liga Europa, lo que haría con quedar séptimo, no va a colmar las exigencias del consejo con el entrenador.

En la cúpula del club de Nervión barajan un golpe de timón para entregar la nave a un técnico que se amolde definitivamente a ese proyecto a medio plazo y que optimice, además, los recursos de la fértil cantera. Y a ese perfil se ajusta Joaquín Caparrós: fue uno de los artífices de aquella regeneración integral de 2000, la que más tarde, con él ya fuera del Sevilla, llevó al club a los grandes éxitos y también a posteriores fracasos deportivos; su confianza con Castro es plena y en su relación con Monchi -el otro nombre clave de aquel punto de inflexión de hace 14 años- cada cual sabe de qué pie cojea el otro, lo que siempre ayudará a evitar, que no descartar, las fricciones; Caparrós, además, jamás ha perdido de vista la evolución -e involución- de la entidad de Nervión desde que se fue a dirigir al Deportivo, Athletic, Neuchatel, Mallorca y, ahora, el Levante.

El gran papel que el que fuera entrenador sevillista desde 2000 a 2005 está realizando en el club valenciano, al que tiene luchando por Europa, ha elevado su caché tras su fracaso, la temporada pasada, en Mallorca. De hecho, Caparrós ya maneja una oferta que, según fuentes muy cercanas al club de Nervión, es "irrechazable"... a menos que el Sevilla lo convenza de lo contrario. Esa propuesta procede del fútbol italiano y, según la fuente consultada, proviene de la Fiorentina. Si es así, no será por el fracaso de su actual entrenador, Vincenzo Montella, que tiene al equipo viola inmerso en la Liga Europa -ayer derrotó a domicilio al Ebsjerg danés-, cuarto en la Serie A y que jugará la final de la Copa de Italia ante el Nápoles. Pero el que fuera delantero internacional podría cambiar de aires a final de temporada a pesar de que renovó su contrato al principio de la misma.

De momento, Pepe Castro va a tantear sus inquietudes cara a cara y le va a adelantar las líneas maestras de su proyecto para la temporada 2014-15. Si el posible contrato y las atribuciones en la parcela deportiva satisfacen al entrenador, puede que los destinos de Caparrós y el Sevilla -salta a escena otro viejo conocido para su cuerpo técnico, Pablo Alfaro- se vuelvan a entrelazar antes, incluso, de lo que muchos vaticinaban.