El Sevilla dio un pasito corto hacia la siguiente fase de la Europa League con un gris empate en Lieja y la sensación de que con más ambición el Standard habría claudicado sin la menor opción. Rijeka pudo pesar en un Sevilla con frentes más exigentes abiertos (ahora mismo segundo en Liga) y muchas piezas a las que dar minutos para aguantar el trote del curso completo.

De nuevo siete cambios de salida (y van...) y apenas tres jugadores de campo (Carriço, Krychowiak y Vidal) junto a Beto del once de Elche. Al final, se quiera o no, notarse se nota como se notó la tardía entrada de Deulofeu, pero la cuestión ahora es dar opción a todos y los riesgos, a decir verdad, fueron relativos. Y en cuanto el Sevilla enganchaba media pared o media carrera con espacios el rival enseñaba todas sus carencias.

Colocó Emery a Banega con Krychowiak para que fuera Iborra, de notable llegada y gran poderío en el juego aéreo, quien jugara delante. Eso dejó a Gameiro bastante más solo y a Reyes con mucha más influencia en el juego de lo que su físico puede asumir. Pero todos caben y es un Sevilla que en la primera hora parece que va a ganar hasta fácil. El paradigma de este Sevilla es sin duda Arribas. Debutaba un central que podría jugar siempre o casi siempre en más de la mitad de equipos de Primera y que aquí casi no entra en las convocatorias. Eso dice una barbaridad del nivel medio de la plantilla y justifica que el técnico cambie tantísimo de elementos.

Pero después de esa media hora inicial el Standard le perdió el miedo al Sevilla, viendo que la conexión con Gameiro era tirando a escasa. Tanto, que la media hora siguiente, hasta el 60, es completamente local. Rijeka sobrevuela y Emery mueve ficha para intentar decantar el tema a favor con Bacca y Denis por Gameiro y Reyes, dos relevos perfectamente lógicos e incluso hipotecados de antemano.

El Sevilla da un paso al frente pero el colombiano se empeña en resolver por su cuenta y riesgo y después controla horrible un centro de Diogo que le dejó para hacer diana. Entró Deulofeu dando la impresión de que el Standard sólo necesitaba algo más ritmo para venirse abajo y Bacca mandó arriba en una gran galopada del imparable rubiascón. Con todo, el Standard tuvo dos clarísimas en la última jugada que hicieron bastante bueno el punto, más habida cuenta de que dos de las tres citas restantes son en el Pizjuán y de que el nivel del grupo es ciertamente inferior al de los nombres que lo componen. Ideal para la hoja de ruta de Emery, llena de kilómetros para todos.