Liga Europa

Duro en el adn y en la pizarra

  • El rocoso Borussia Mönchengladbach, cuarto en la Bundesliga, aparece en el camino del campeón en su ilusión por repetir en la final. La vuelta, en Alemania.

Un gigante europeo en los años 70 venido a menos en décadas venideras pero que está resurgiendo poderosamente, el Borussia Mönchengladbach, será un duro rival para el Sevilla en la eliminatoria de los dieciseisavios de final de la UEFA Europa League, cuyo sorteo se celebró este lunes en la ciudad suiza de Nyon. 

Los de Unai Emery, que deberán jugar primero en el Sánchez-Pizjuán el 19 de febrero (21:05) y que disputarán la vuelta en Alemania el 26 del mismo mes (19:00), tendrán que afinar en ataque para doblegar a un poderoso equipo que se ha caracterizado por su buen balance defensivo. Hace unas semanas, en este diario se repasaban todas las grandes ligas europeas y se encontraban apenas cuatro equipos con menos derrotas que el Sevilla sumando las tres competiciones y uno de ellos era el Mönchengladbach, que a la dificultad que siempre entraña medirse a un rival alemán añade su competitividad defensiva. De la mano de Lucien Favre, el entrenador que lo sacó de la precariedad deportiva para hacerle recordar sus viejas glorias, es el segundo equipo menos goleado de la Bundesliga, con 13 goles encajados, por detrás del Bayern Múnich de Guardiola, que precisamente no fue capaz de derrotarlo en su visita al Allianz Arena el pasado mes de octubre (0-0). 

Cuarto en la Bundesliga, como el Sevilla, y con tres derrotas sólo, como el Sevilla, el Mönchengladbach ha cimentado su momento en la base del trabajo realizado por Favre, quien asumió la dirección del equipo en la segunda vuelta de la temporada 10-11 en una situación precaria. Sin embargo, no sólo salvó al equipo del descenso, sino que lo convirtió en una de las revelaciones de la Bundesliga, acabando cuarto a la campaña siguiente en un equipo en el que destacaban Dante (ahora en el Bayern) y Marco Reus (Dortmund). 

Este año, con otras dos marchas significativas, el venezolano Juan Arango y el meta Marc-André Ter Stegen, el Mönchengladbach supo compensarlas y ha sabido reforzarse hasta ser el equipo que es ahora. Arriba, una referencia inevitable es Max Kruse, un delantero inquieto que juega a todo lo ancho del campo. En el medio están Christoph Kramer, campeón del mundo con Alemania, y el suizo Granit Xhaka. Y en la portería el suizo Yann Sommer ha hecho olvidar a Ter Stegen. Además, en esta temporada ha demostrado tener fondo de armario con jugadores que -como Ibrahima Traoré, el brasileño Raffael o el sueco Branimir Hrgota- pueden resolver un partido viniendo del banquillo. 

Un equipo eléctrico en ataque y tremendamente rocoso en defensa, su fuerte. Alemán por adn y por la complejidad de su pizarra.

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