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Campeón contra campeón

  • El Sevilla recibe al Atlético en uno de sus mejores momentos anímicos tras su exhibición en Alemania para reengancharse al premio mayor. La magia de Nervión, baza en un clásico duro.

Si aún no ha terminado de salir del cuerpo el gusanillo del sorteo, si la adrenalina acumulada el jueves en Alemania aún no fue eliminada del todo, si el coraje de los que unen turismo y amor por el Sevilla no termina de salir por la notable diferencia de visitar Villarreal en lugar de Florencia, Milán, Roma, Estambul, Amsterdam, Brujas, Moscú o repetir una vez más en San Petersburgo... sin que todas esas sensaciones hayan desaparecido, ya les llega a los de Unai Emery un partido grande, otro. Uno de esos que pueden compararse a las grandes corridas en días de farolillos en la Real Maestranza de Caballería.

Un Sevilla-Atlético de Madrid es como un santo y seña de la historia de nuestra Liga, un partido de esos que, al margen del sucio ambiente que los ha rodeado en los últimos tiempos por la cafrería de unos pocos, tiene un sabor especial con muchos recuerdos impregnados en el cemento del Ramón Sánchez-Pizjuán. Un Sevilla-Atlético de Madrid es el partido de Manolito Ruiz Sosa, es el recuerdo de aquel Atleti de Reina, Luiz Pereira, Ayala, Leivinha y Rubén Cano frente al Sevilla de Paco, Blanco, Gallego, Montero y Scotta.

Las connotaciones de este nuevo Sevilla-Atlético traen una atractiva atmósfera al cielo de Nervión. Con el pecho aliviado por haber metido la bola del campeón en el bombo de octavos de la Europa League, el equipo de Emery ha vuelto a enganchar a su gente después de que se enfriara la cosa con la eliminación en la Copa del Rey y que las derrotas fuera de casa hicieran que el premio gordo de la cuarta plaza se viera un poco más lejos. Si el Valencia aprovechó esos pinchazos -en Getafe, en Anoeta...- no sólo para arrebatarle esa posición de privilegio, sino para coger ventaja, en la mano de los profesionales sevillistas está restablecer ese orden dando un portazo hoy ante un rival que se ha ganado a pulso el título de grande gracias a Simeone. Los blancos no se arredran por eso. Si el Atlético llega a Nervión como vigente campeón de Liga y aspirante al título, en el orgullo de los locales está el ser el campeón de la Europa League y no menos aspirante a revalidar ese honor.

Encima, el balance europeo de la semana que se cierra hoy es tremendamente positivo para los de Emery, con una exhibición de fútbol al contraataque en terreno del Borussia Mönchengladbach y una derrota también en tierras germanas con baño incluido por parte del Bayer Leverkusen al competitivo bloque del Cholo.

Chispas saltarán, por supuesto, en un duelo estrella en la jornada por la filosofía de los visitantes y por la predisposición de los locales a afilar el acero cuando la ocasión lo requiere. El Sevilla permanece imbatido ante su público más de un año y el Atlético llega con dudas después de haberle saltado el piloto rojo en sus dos últimas salidas, en Vigo en la pasada jornada liguera, y en Alemania en el citado pleito europeo. Es, por ello, la ocasión perfecta para que la magia del Sánchez-Pizjuán vuelva a aparecer en un partido de los buenos, de los de verdad.

El esfuerzo del jueves ya casi ni se nota. Con los triunfos, los dolores y las sobrecargas desaparecen, por lo que Emery y el sevillismo esperan hoy una respuesta firme de los suyos para volver a meter el cuello entre los de arriba. No llega Nico Pareja y se agrava el tema con la baja de Carriço, por lo que de un plumazo se cae la pareja de centrales titular en un partido de peso. Eso quiere decir que el personal estará con las carnes abiertas recordando la actuación de Arribas en Anoeta. Por contra, se va sumando gente a la causa y empiezan a aparecer las ayudas de Tremoulinas, Mbia y hasta de Coke, que ya en Alemania estuvo en el banquillo. También es una buena noticia en un partido en el que habrá mucho hombro con hombro el regreso de Krychowiak en la Liga (no sería extraño que fuera el central elegido para mantener a raya el juego sucio de Mandzukic), mientras que la aparición de la figura de Reyes es lo que espera una afición que desea que el utrerano sea precisamente el que decida el duelo ante su ex equipo, un contrincante que garantiza un duelo de pelea, chispas, tensión y fútbol del puro.

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