El Sevilla volvió a demostrarle al Villarreal quién es quién en España. De paso, marcó una distancia importante con su perseguidor en la Liga. Seis puntos más el goal average le saca ya al que ha sido hasta ahora su rival más directo en el torneo nacional, después de haberlo eliminado del torneo europeo. Se asegura así prácticamente el objetivo oficial, repetir en Europa el curso próximo. Ahora le toca mirar hacia arriba. El nuevo palo anímico a los de Marcelino, cuyas fases de brillantez sucumbieron a la eficacia del Sevilla, ensalzó uno de los tópicos de nuestro fútbol. El Villarreal juega más bonito, pero a competir pocos pueden con el Sevilla cuando está lanzado.

Los 55 puntos que ha alcanzado ya el equipo de Unai Emery marcan un hito en Nervión. Sólo las enormes distancias que hay entre la clase alta y la baja de la Liga le echan algo de agua al vino de otra marca más en la trayectoria de Emery. Jamás había alcanzado esa suma en la jornada vigésima octava. Con su nuevo triunfo en El Madrigal superó en un punto al Sevilla de Juande Ramos de la 06-07 y al de Manolo Jiménez de la 08-09. En ambas ocasiones terminaron los blanquirrojos terceros. Esta temporada, el elevado puntaje puede que no le dé ni para ser cuarto, aunque con el triunfo de ayer el equipo de Emery, con una fe insobornable en que es posible la quimera de bajar de su alto pedestal al Valencia o al Atlético, mantiene intacta la zanahoria de la Champions. El Sevilla se crece cuando se pone tozudo...

Europa puede cruzarse en los destinos de Sevilla y Atlético. La lógica invita a pensar que el Valencia, únicamente centrado en la Liga, será inalcanzable para sus dos perseguidores. Y las trayectorias de colchoneros y blanquirrojos en Europa pueden ser decisivas en su rendimiento liguero. El Atlético, con el derbi de Champions ante el Madrid, deberá repartir las fuerzas incluso más que un Sevilla que vuelve a ilusionarse con meterse entre los cuatro mejores de la Liga Europa frente al líder del campeonato ruso, el Zenit de San Petersburgo, al que ya eliminó en la primavera de 2006...

El Sevilla no acusó el desgaste europeo. Es más, incluso se benefició de haber eliminado al Villarreal, que pudo acusar el golpe anímico de verse por detrás en el marcador después de haber puesto coto al área sevillista, balón a la cruceta de Moi Gómez en el mayor momento de acoso inclusive.

Con sólo dos cambios sobre el once del pasado jueves, el once del Sevilla volvió a competir como un equipo rocoso e infranqueable. Siempre aparecía una pierna en el último momento para desviar o impedir que la pelota se colara en la portería, como sucedió cuando Pareja, un coloso, se erigió en salvador bajo los palos en el minuto 35, o cuando desvió al poste el disparo a bocajarro de Gerard ya en el minuto 87. Ni una concesión.

Con un planteamiento similar al de la Liga Europa, el Sevilla volvió a sacar su férrea defensa, a veces demasiado aculada, con hasta 10 jugadores en el área propia en alguna jugada, y su letal contragolpe para finiquitar al Villarreal. Emery apenas introdujo el matiz táctico de meter a Figueiras por delante de Coke. Y acertó, pues ambos fabricaron el 0-1. Por si alguien pensaba que Vitolo, antes de debutar con la selección, no debería haber sido alineado, el 0-2 salió de su exquisita bota derecha. Hasta ese detalle se alineó con este equipo al que parece salirle todo bien. Unos dirán que es suerte. Otros lo llaman trabajo.

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