Sevilla - Rayo vallecano · el otro partido

El homenaje a Pareja, un brindis festivo

  • La dedicatoria de los goles y el triunfo al compañero lesionado fue lo más emotivo de una tarde plácida pese a la alocada segunda parte.

"El dolor de no poder ayudar a mis compañeros en esta última etapa tan linda es peor que el dolor físico". Esta frase de Pareja, con la noticia de su dura lesión aún caliente, ilustra sobre la personalidad del futbolista y, al mismo tiempo, sobre la unión de un vestuario que está disfrutando de una temporada histórica. El Sevilla liquidó al Rayo Vallecano en una primera parte espléndida como guinda a la clasificación para las semifinales de la Liga Europa y a esa inercia competitiva que lo ha colocado, un año más, en el Viejo Continente. Iborra y Carriço le dedicaron los goles a Pareja, al igual que todo el equipo homenajeó con el triunfo a uno de los pesos pesados del vestuario. La motivación extra está ahí.

Si la fiesta en el Ramón Sánchez-Pizjuán ya estaba garantizada por la vibrante eliminación del Zenit, el empate del Málaga por la mañana reforzó el ambiente lúdico y relajado. El objetivo de repetir en Europa ya estaba cumplido incluso antes de comenzar a correr y las emociones fuertes ya habían quedado atrás en la semana de Feria, cuyo domingo refleja un aire entre nostálgico y cansado tras lo vivido. Y así vivió el sevillismo la plácida tarde de fútbol, pese a una alocada segunda parte en la que el partido derivó hacia un alocado correcalles por ese prurito del Rayo de atacar con todo y desguarecer su defensa. Le pudieron caer en cascada los goles al equipo de Paco Jémez, pero este equipo, sin la tensión competitiva a mil revoluciones, no se halla. Necesita jugar con el corazón en la boca, y la ventaja de dos goles desenfocó la mira de sus atacantes ante la portería.

Gameiro, Reyes, Deulofeu, Denis Suárez, de nuevo Deulofeu... Las ocasiones y los mano a mano con Toño fueron muchos, aunque en el área del Sevilla se sucedieron también los ataques del Rayo y Sergio Rico tuvo que sacar una mano salvadora en el minuto 91 para cerrar el evento festivo con la redondez del marcador a cero.

Nadie echó agua al vino de un brindis festivo que mantiene el acicate de seguir metiéndole presión al Valencia. La pugna por el cuarto puesto sigue intacta y el equipo, pese al tremendo esfuerzo del jueves, demostró que continúa en un estado óptimo tanto física como mentalmente. Por fases, en la primera parte, cuando había partido de verdad, el Sevilla soltó amarras y recordó a aquel equipo desmelenado de Juande que se liberó tras su clasificación para la final de Eindhoven.

Con los deberes hechos, la clasificación para las semifinales y para la próxima Liga Europa en el bolsillo, el grupo que maneja Emery aún puede dar mucho más. Se siente fuerte, unido, pese a la mala noticia de Pareja, que disfrutaría desde el dolor de la ausencia de la dedicatoria del triunfo, del merecido homenaje.

Sin jugar ya se había garantizado repetir en Europa

De la extraordinaria temporada que está realizando el Sevilla, una de las mejores de su larga historia, habla a las claras que este domingo, sin siquiera jugar el partido ante el Rayo Vallecano, ya hubiese certificado su presencia en la Liga Europa el curso próximo. Es decir, en puridad, el Sevilla de Unai Emery cumplió con el objetivo fijado por el club en verano con seis partidos por jugar. Cinco jornadas antes de que termine la temporada, los blanquirrojos aventajan en 19 puntos al Málaga, séptimo. El empate matinal de los blanquiazules ya había dado un margen de 16 puntos, con sólo 15 por disputarse.

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