Copa del rey· semifinal

Nadando hacia la final (2-2)

  • El Sevilla sobrevive a la inundación de Balaídos gracias a su notable ventaja de la ida. El Celta llegó a ponerse 2-0 con 35 minutos por delante, pero Banega zanjó la semifinal al momento. 13ª final sevillista en diez años.

El Sevilla jugará su decimotercera final en la última década después de aguantar su ventaja ante el Celta en Balaídos y clasificarse para el partido que decidirá al campeón de la Copa del Rey contra el Barcelona. El fantástico 4-0 del Pizjuán resultó el salvavidas de un Sevilla que, pese a tomarse la vuelta de semifinales con máxima seriedad, llegó a ir perdiendo 2-0 al poco de empezar el segundo tiempo, solo que en plena zozobra su timonel Banega se sacó de la manga un gol que remolcó al Sevilla cuando las olas del Celta amenazaban con engullir la ventaja adquirida.

El 2-2 final y 6-2 global no refleja la fantástica eliminatoria del Celta. El Sevilla, sin duda, hizo méritos más que sobrados para alcanzar la final, pero su rival jamás desesperó y convirtió el océano en el que se convirtió Balaídos en un aliado ante la blandura de Sergio Rico y la falta de costumbre del equipo blanquirrojo de jugar en semejantes circunstancias.

Y eso que, de salida, Emery dio muestras sobradas de cuán serio se tomaba el partido arriesgando de manera evidente con los dos centrales apercibidos de sanción. Rami y Kolo no sólo no arriesgaron sino que casi siempre manejaron la situación, aunque quizás ese punto de contundencia que podía conllevar la amarilla condicionara algunos ataques locales.

Lo peor, en cambio, fue que Carriço pareció romperse de nuevo y que N'Zonzi, en una acción exageradísima, vio una amarilla en el último minuto que le deja sin jugar la final. Emery había tirado del gigante galo cuando el Sevilla se puso 2-0 abajo y el naufragio en el centro del campo era absoluto. Corría el 55 y apenas dos después Banega arrancó desde la línea de tres cuartos, recortó a Hugo Mallo y batió de gran tiro cruzado a Rubén, zanjando definitivamente la eliminatoria. 

Que después Konoplyanka lograra el empate y que N'Zonzi se vaya a perder de forma algo injusta la final tampoco tapa que Martínez Munuera salvó a Sergio Rico. Seguramente el portero del Sevilla ni tocó a Guidetti, que saltó con nitidez ante la alocada salida del portero, pero una vez que el árbitro señaló penalti lo esperable habríá sido la roja. No fue así, Guidetti mandó el penalti al palo y los daños se quedaron en N'Zonzi.

El Celta, decíamos, lo intentó de todas las formas posibles con Wass convertido el lateral derecho después de haber hecho bastante daño al Sevilla el domingo pasado. Entre el danés y Bongonda, extremo al otro lado, generaron bastante peligro pero fueron los visitantes los que mejor se aproximaron en el tramo inicial. Eso sí, a pesar del 4-0, no parecía razonable que una jugada de ataque sin finalización de Krohn-Dehli terminara en gol local a la contra, un golpe perfectamente lanzado por Aspas con un envío largo de libro a Orellana, que esperó y templó por bajo al segundo palo, Sergio Rico no tapó lo suficiente y el propio Aspas la empujó después de haber devorado más de medio campo en carrera.

1-0, aún lejos el Sevilla del peligro, pero ocurre que sale blandísimo tras el descanso y dos errores consecutivos (y tremendos) de Sergio Rico envalentonan al Celta. El portero del Sevilla, superado por las circunstancias, falla también en un mal envío de Wass al dejar el balón suelto en el área pequeña, empujando de nuevo Aspas. 2-0 y 35 minutos por delante.

Ahí Emery decide no esperar y meta a N'Zonzi por Iborra. El francés, efectivamente, le dio al partido otro aire, pero si Banega hubiera marcado antes de ese cambio (gol de Aspas en el 55, cambio en el 56, gol de Banega en el 57), ni habría entrado ni habría tenido opción de ver una tarjeta descalificante para la final.

Una vez que Guidetti mandó al poste ese penalti que pudo dejar al Sevilla sin portero titular para la final, el partido fue decayendo en un mar de imprecisiones. El césped, imposible a todas luces, pasó de ser aliado del Celta a serlo del Sevilla, pues defender se hizo mucho más sencillo con la tranquilidad del tanto de Banega.

Cuatro finales de la Europa League (todas ganadas), otras cuatro de la Supercopa de Europa (una ganada), dos de la Copa del Rey (ambas ganadas) y otras dos de la Supercopa de España (un triunfo) era el balance hasta hoy del Sevilla en la última década. En Vigo, nadando con cierta dificultad a pesar de la fuerte corriente favorable de Nervión, llega la decimotercera.

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