Athletic - sevilla · informe técnico

El toque, principio... y fin

  • Nasri de organizador, único punto de luz en una gran mentira ofensiva.

La derrota en San Mamés ha inyectado en el cuerpo del Sevilla el contraste y ya emergió en toda su dimensión la dolencia de este pretencioso engendro de Sampaoli. Mucho lirili y poco lerele. Mucha sublimación del toque, la iniciativa, el juego ofensivo como fin, el respeto a las formas para ganar... Y el Sevilla volvió a ser el cuadro pacato, inocuo, monorrítmico de Villarreal o Eibar. Pero esta vez perdió. Desesperante el juego al pie, la obsesión por una combinación que no mira a la portería contraria: el equipo no remata. No chuta. El único punto de luz fue Nasri y porque se salió del guión, bajó a por la pelota y se puso a organizar. Nadie le respondió. Todo empezó y acabó en él.

Defensa

Otra vez diseñó Sampaoli el equipo inicial en función del rival y el escenario. Athletic y San Mamés pesan. Así que defensa de cuatro más dos pivotes defensivos, Kranevitter e Iborra. El empecinamiento en sacar la pelota jugada desde atrás, en triangulaciones en las que suele participar el portero, ayer Sirigu, es ya un apetecible bocado para cualquier rival que se precie de la Liga. Los llamados leones suelen morder en su cubil. Si encima les muestras pedazos de carne fresca cerca de tu área...

Volvió a ser alarmante el nivel de Kolodziejczak en el lateral izquierdo. No ha hecho nada el francés para ser titular, pero las rotaciones de Sampaoli le dan vida. Y él, se la quita al equipo por sus pésimas decisiones y sus imprecisiones. En su descargo, también en el de Mariano, la tibia ayuda de Correa y Sarabia por delante. El cambio de Pareja por Vietto para retrasar a Iborra al puesto de central terminó de conformar una temblorosa zaga que lastró mucho el inicio de las jugadas elaboradas.

Ataque

La gran mentira ofensiva que es hoy el Sevilla se manifiesta en toda su crudeza con las decenas de pelotazos destemplados que dan el portero o algún defensa después de un tuya-mía en zonas de riesgo que no van a ninguna parte. Sólo al... pelotazo destemplado que va fuera cuando no se rifa. ¿Y el balón largo para salvar la línea de presión y que el punta la prolongue? Mucho toro el vasco para Carlos Fernández.

La única verdad, el único que la jugó de verdad ayer, como en la segunda parte de la tarde ante Las Palmas, fue Nasri. Empezó de mediapunta, pero fue retrasando su posición -a veces incluso se acercó a los centrales- para iluminar ese túnel oscuro que es el Sevilla de Sampaoli cuando quiere atacar. El galo dio un curso de manejo de los tiempos, de eludir zapadores para descargar el juego a la zona adecuada. Apenas le respondieron Mariano y Sarabia con timidez. Iborra, Kranevitter más Nasri en zona de gestación. Muchas. Y pocas arriba. Tras el empate y el adelantamiento de líneas del Athletic, Nasri volvió a actuar demasiado arriba. Y ahí claudicó el Sevilla.

Virtudes

Nasri sabe llevar la batuta.

Talón de Aquiles

Sampaoli, por ahora, miente.

Uno por uno

Sirigu Una mala salida de puños anticipó lo de luego: en el tiro de Balenziaga para el 2-1 ni estaba bien colocado, ni se tiró con la rapidez y agilidad necesarias. Aduriz le soltó el brazo y picó el anzuelo.

 

Mariano Fue quien mejor entendió lo que propuso Nasri.

 

Pareja Condicionado por el árbitro en la batalla con Aduriz o Raúl García.

 

Mercado Respondió a ese fútbol de fricción.

 

Kolodziejczak Hoy es un agujero defensivo y un lastre para iniciar los ataques. 

 

Kranevitter Va tomándole el pulso al fútbol español. Al menos, se impone en su parcela. Le falta que sus pases sean más profundos.

 

Iborra No entró en el partido.

 

Sarabia Irregular.

 

Nasri Intuitivo, se retrasó y organizó el juego. Afiló los ataques, pero hasta los tuvo que culminar él.

 

Correa Bilbao pide pierna dura.

 

Carlos Fernández Engullido.

 

Vitolo No cambió el signo.


F. Vázquez El toque perdido.

 

Vietto Pocos balones.

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