Sevilla - atlético· la crónica

Este Sevilla está un peldaño más arriba (1-0)

  • Un golazo de N'Zonzi sirve para romper el maleficio contra el Atlético de Simeone y, sobre todo, para demostrar que las distancias se han recortado. El planteamiento práctico de Sampaoli hizo mejores a los suyos.

El Sevilla ha subido un peldaño con Jorge Sampaoli al mando de las operaciones. Al menos, eso se desprende de su triunfo ante un Atlético de Madrid que poco más o menos lo había convertido casi en un pelele desde que Diego Pablo Simeone se hiciera cargo de la plantilla del club rojiblanco. Ayer no fue así, para nada. Los nervionenses mantuvieron el pulso en todo lo alto durante los 94 minutos que se jugaron en el litigio y fueron justos vencedores en el cómputo global del choque. Para ello, todo hay que decirlo, fue fundamental la capacidad de adaptación al medio que ha tenido este personaje bajito que llegó como ex seleccionador de Chile y que ya va conociendo a la perfección tanto el estilo de la competición española como los mimbres de los que dispone para ejecutar su ideario futbolístico. Porque el técnico argentino que se encarga de dirigir a la nave sevillista demostró, una vez más, que una cosa es predicar y otra bien distinta es dar trigo.

Sí, posesión de la pelota siempre que sea posible, pases y más pases, pero, sobre todo, una defensa sólida para que el edificio no se resquebraje por sus cimientos. Ésa, nada más y nada menos, es la principal diferencia que se atisba en este Sevilla desde que se iniciara la inquietante aventura de Sampaoli como entrenador. El amateurismo está muy bien y a todos nos gusta, pero mucho mejor aún es acabar el partido como ganador, aunque sea con un solo gol marcado, menudo gol por cierto, y no encajar ninguno del rival, algo que ya se viene haciendo habitual en muchas ocasiones a lo largo del curso.

Tal y como estaba previsto, Sampaoli y Simeone se intercambiaron los papeles en los roles que se les asignan a ambos por parte de los estudiosos. El jefe del Sevilla confirmó que le había gustado el entrenamiento con público en Zagreb y pensó, con acierto, que para qué había que cambiar nada. El tiempo se encargó de darle toda la razón, pues repitió hasta el mismo resultado a pesar de que el rival era infinitamente superior a los croatas del Dinamo. Simeone, mientras, sigue empeñado en mutar la piel de su Atlético y apostó otra vez por cuatro futbolistas arriba que han sido casi siempre delanteros en sus equipos. Es un equipo más bonito, sin duda, pensado tal vez para cotas más altas, pero también es menos rocoso que antaño, con un menor poderío a la hora de someter, ese verbo tan conjugado por Sampaoli, a los equipos que están enfrente.

El Sevilla no fue una excepción en este sentido y, al contrario que en los cursos anteriores ante el mismo rival, siempre estuvo metido en el juego, jamás se sintió inferior a un Atlético que tiene los euros suficientes para llevarse al mejor jugador de los nervionenses. Ahí estaba Gameiro en el campo para demostrarlo y para meterle el susto en el cuerpo a los anfitriones en el momento en el que los blancos perdían un balón en el centro del campo. Sucedió dos veces en el arranque, la primera acabó en tarjeta a Rami por falta en el mismo borde del área y la segunda en una buena intervención con los pies de Sergio Rico ante su ex compañero.

Esas pérdidas del esférico sirvieron para que Sampaoli entendiera que era mejor protegerse, no permitir las contras del Atlético, que ahí estaba el principal peligro. El Sevilla comenzó a asegurar la posesión del balón e invitó al cuadro de Simeone a que diera un paso adelante si quería llevarse los puntos de esta visita al Sánchez-Pizjuán. La estrategia fue acertada por parte del cuerpo técnico local, pues con Gabi y Koke los rojiblancos son mucho más vulnerables cuando se desprotegen atrás. Nasri comenzó a tener más contacto con el balón y siempre lo sacaba jugando con el apoyo de N'Zonzi, un jugadorazo enorme, Vitolo, Franco Vázquez, Vietto e incluso por los dos costados. Los sevillistas se sentían cómodos bajo el aguacero, aunque sus acercamientos no se convirtieran en opciones claras de gol.

El duelo tenía contenido, sustancia futbolística, y más aún después del intermedio. El Sevilla, con idéntico planteamiento, dio un paso adelante para meterle el susto en el cuerpo al Atlético. Simeone había apelado a Gaitán para tratar de dar un paso adelante, pero fue N'Zonzi quien comenzó a imponerse con rotundidad para hacer circular la pelota con velocidad y precisión. Nasri pudo marcar pronto en una llegada con lanzamiento al poste. Y aún más diáfana fue la ocasión de Vitolo en un remate a un centro de Mariano.

El aviso del Sevilla fue llamativo porque a partir de ahí su control fue aún mayor. A veces se dejaba dominar, pero siempre con la situación muy controlada. Mientras Simeone cambiaba piezas en busca de desordenar a los locales, éstos se preparaban para dar el golpe mortal. Bastó un saque de banda con todo el Atlético apretando arriba. N'Zonzi rompió con su poderosa zancada y el Sevilla ya no se contentaba con el equilibrio en el duelo, desde entonces se sintió ganador. Tanto que sólo sufrió en algún balón bombeado. Sampaoli había elegido mejor su camino que Simeone; este Sevilla ha subido otro peldaño.

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