Sevilla - atlético · el otro partido

El delantero que huía del área

  • Vietto se erige en figura en la sombra del triunfo del Sevilla al habilitar con gran visión a N'Zonzi en la cabalgada del 1-0. Gameiro tuvo un efecto gaseosa y se fue con una pitada.

"Tengo un compañero que sueña con un equipo de diez mediocampistas". Y porque hace falta un portero... La frase, dentro de la literalidad que permite la memoria, es de Jorge Sampaoli. Al argentino le gusta la creatividad, superar al rival ofreciendo y escondiendo el balón, mareándolo hasta hacerlo perder el norte. En el Sevilla le han dado una plantilla que tiene talento para ello: Nasri, Vitolo, Franco Vázquez, Mariano... y N'Zonzi. El trato al balón es sagrado. En cambio carece de un nueve puro. Sería demasiado fácil contar con un Bacca autosuficiente.

Vietto no es un delantero de esa especie, como sí lo es Gameiro. En el trueque dado este verano entre Sevilla y Atlético, Simeone ha ganado un goleador y Sampaoli un futbolista que se desenvuelve mejor fuera del área que en ella, aunque ambos llevan la misma cifra de goles, tres. En un duelo táctico de tantos quilates, ganó el Sevilla de Sampaoli, el equipo sin nueve, al equipo con un dúo de goleadores de pedigrí, Griezmann y Gameiro. Pero lo mismo que Griezmann es medio ataque del Atlético, por cómo se ofrece para iniciarlos, por cómo devuelve el balón a la primera al que llega para desmarcarse, Vietto está haciendo ganador al Sevilla fuera del área. Como en Leganés.

Gameiro empezó como la tarde, amenazando tormenta. Pero tuvo el efecto de la gaseosa. En el zafarrancho inicial, presionó con avidez, le robó un balón peligrosísimo a Rami, hizo diagonales endiabladas, pero su ex compañero lo supo tapar. Luego, Simeone lo cambió entre una pitada monumental y el Atlético llegó menos.

El día que N'Zonzi recordó a Kanoute, Vietto se erigió en figura a la sombra del futbolista más alto de la Liga. Qué clase hay que tener para medir 1,96 metros y mostrar esa elegancia en su cabalgada de 50 metros y su disparo engañando a un porterazo como Oblak. Su golazo no debe solapar que Vietto fue quien lo habilitó con un movimiento agilísimo tras un saque de banda. Recibió del propio N'Zonzi, se enroscó sobre sí mismo como una pijota que se muerde la cola, y le enseñó el pasillo por el que el hicieron trizas el cerrojo atlético.

Ese movimiento de la pijota es característico de Vietto. Su dinamismo lo hace participar en casi todos los ataques del Sevilla. Antes del gol, salió del área en un gran ataque por dentro, permutó con Franco Vázquez y se la dio de primera Nasri en el disparo que éste estrelló en el poste. Y participó en otra jugada preciosa: otra vez fuera del área, abrió a Mariano y aclaró la zona de remate para que Vitolo fuera el que subiera a empalmar el centro del brasileño: paradón de Oblak.

Con el balón en los pies, Vietto se enreda demasiadas veces en el control y la conducción. Incluso refrenó más de un ataque franco por esa manía de darse la vuelta, como si el área fuera una sartén de aceite hirviendo donde va a parar toda buena pijota. Fue muy evidente en el minuto 80, y en el 85. Lo mejor lo dejó para el minuto 73. Qué pase... y qué culminación.

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