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'Jiménez' ya no existe (1-3)

  • El Sevilla hizo aguas frente al Getafe y demostró que sus males están en el campo y no sólo en el banquillo. La endeblez de los locales permitió una remontada anunciada en apenas 2 minutos.

Hundimiento total de un Sevilla ya instalado en la más absoluta de las mediocridades. El conjunto nervionense fue una suma de desastres individuales que sólo podían conducir a una incapacidad absoluta frente a un Getafe que ni siquiera necesitó realizar un buen fútbol para pasar por encima de él. Y lo peor de todo, para ese sevillismo tan exigente de los últimos años, es que ya no existe un Jiménez, dicho sea como concepto y no como una referencia oportunista, al que culpar de todos los males que asaetean a este equipo cada vez más vulgar.

Porque el destino tiene estos guiños tan desagradables a veces. Tenía que ser precisamente el Getafe, el mismo rival, aunque infinitamente peor sin Soldado y Pedro León, el que dejara en evidencia tantas y tantas cosas del actual Sevilla. Precisamente frente al cuadro de la localidad madrileña se producía un hecho insólito en la historia de este club y ni siquiera se ha cumplido un año de ello. El calendario indicaba que era 10 de febrero de 2009 y el sevillismo, casi de manera unánime, aunque ahora raro será quien quiera admitirlo, mostraba un enfado tremendo por una derrota por 1-0. Hasta ahí todo podría ser más o menos normal, cabrearse por perder, pero esa noche se clasificaba el Sevilla, con ese tanteo y un juego horrible, que todo hay que decirlo, para la séptima final de Copa de su historia.

Claro que entonces existía un Jiménez, dicho sea, y valga la insistencia en ello, como concepto y no como una referencia oportunista, al que podía el sevillismo cargarle con todas las culpas de cualquier contratiempo. Ahora han cambiado los tiempos, Jiménez ya no está, da igual que un día, como ayer, gane en Grecia a los grandes y otro pierda con los más pequeños, lo cierto es que el chivo expiatorio más fácil para ese entorno que se volvió tan exigente ya no existe como esa figura de muñequito de pim, pam, pum.

Y cabría preguntarse, por tanto, si los males de este Sevilla trascendían a aquella figura tan adecuada para dispararle desde un sitio y desde otro. Es pronto para elevar los análisis a la categoría de ciencias exactas, pero esta nueva derrota casera, la segunda consecutiva después de la acaecida frente al Mallorca sólo seis días antes, sí conduce a un debate mucho más profundo, a hallar las causas por las que el equipo blanquirrojo cada vez parece peor.

El Sevilla no sólo cayó derrotado frente a un Getafe que no tiene nada que ver, pero que nada, con el excelente equipo que visitara el Sánchez-Pizjuán en las últimas campañas, peor aún es la sensación que dejó en los suyos. Porque el conjunto de Gregorio Manzano ni siquiera fue capaz de aprovechar que todo se le puso a favor gracias a un regalo del rival, concretamente de Marcano, para hacerse fuerte, para mostrar una imagen mucho más sólida. Fue todo lo contrario, el Getafe le dio la vuelta al marcador en un par de minutos, en un abrir y cerrar de ojos, pero antes ya se había plantado un par de veces con todo a favor delante de Palop. En la primera, el guardameta adivinó el remate de Manu del Moral; en la segunda, lo salvó el travesaño cuando Miku había disparado con todo a favor.

Era el preludio del desastre, de la debacle de un equipo absolutamente descompensado, incapaz de manejar las situaciones del juego. El Sevilla, este Sevilla, no impuso su criterio ni cuando estaba 0-0, ni cuando el marcador se le puso a favor con la dádiva de Marcano, ni casi nunca. Fue un equipo ramplón, con una conducción del balón exagerada, carente de movimientos de desmarque en sus hombres de arriba para ofrecerse al compañero... Y, para colmo, no sólo era endeble a la hora de mirar hacia arriba, igualmente feble se mostró en la faceta defensiva y no sólo por los hombres que pudieran integrar el cuarteto de zagueros, sino por el trabajo de todo el equipo en general. Zokora no está a su mejor nivel, es cierto, pero el marfileño también podría apelar en su descargo a la labor de su compatriota Romaric, que no llegaba jamás a tapar al adversario, y también, por qué no, de un Kanoute al que se está destrozando, literalmente reventando, de tantos metros como le encargan. Si encima Negredo no se quedaba en el primer tiempo con ningún balón para desahogar, pues el resultado era que el Getafe llegaba con una facilidad insultante por el centro tanto en paredes como en balones en profundidad.

El Sevilla sólo tuvo una fase de rebelión tras ese 1-2 que encajó en un abrir y cerrar de ojos. Ahí, durante un cuarto de hora más o menos, sí ayudó Negredo a desahogar y el cuadro de Manzano tal vez se hiciera acreedor a llegar al empate, pero no lo logró y el azucarillo acabó de desmoronarse cuando recibió el trallazo de Pedro Ríos en la enésima jugada mal defendida. Está claro que los males no venían sólo desde el banquillo, la fragilidad del equipo es tan evidente que tantas vías de agua amenazan a una plantilla cada vez más vulgar.el empate. El tiempo corrió y lo que llegó fue el 1-3 de los visitantes con un potente remate de Pedro Ríos en otra falta de concentración de la defensa local, con lo que el partido quedó ya sentenciado. 

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