Marcaje al hombre

Tres meses después, el de siempre

  • Una asistencia de gol y un inicio arrollador, credenciales del esperado Jesús Navas

Cabe preguntarse qué hubiese sido del Sevilla ayer si no hubiese vuelto Jesús Navas después de tres meses. El esperadísimo extremo fue clave en el triunfo que rompió la racha de cinco derrotas consecutivas en la Liga, pues de su bota derecha salió el gol que bastó para tumbar a Osasuna. Su regreso mereció incluso más, porque el inicio del partido que protagonizó fue un chispazo de luz en medio de la oscuridad que sigue atenazando al Sevilla en sus citas ligueras. Electrizante, desbordante, punzante. Propició dos o tres centros que hubieran merecido terminar en gol en apenas cinco minutos. Pero luego se fue apagando al son de un equipo que mal haría en fiarse a partir de ahora al recurso siempre fiable de Jesús Navas. Ayer, en algunas fases, sólo le faltó rematar los córners y eso conduce a una dinámica peligrosa que tapa las carencias.

El 30 de septiembre jugó su último partido, en Dortmund, antes de la esperanzadora reaparición de ayer, porque si algo quedó claro tras los tres meses de espera, con operación quirúrgica por medio, es que Jesús Navas ha vuelto sin perder su fútbol ni su velocidad.

Apenas habían transcurrido 17 segundos cuando a Jesús Navas le llegó el primer balón. Lo tuvo claro, vio a Kanoute desmarcarse hacia el área y allí le puso el balón: primera ocasión de gol. Pero esa verticalidad con que ve el fútbol depararía mucho más en ese inicio fulgurante del palaciego. Un centro tras otro, una pared con Kanoute, otra con Dabo, con Zokora. Oier, su marcador, veía no a uno, sino a dos o tres Jesús Navas alrededor, como una veloz sombra inabarcable.

Pero, cuidado, porque Jesús Navas, tal y como avisó Manzano, no puede ganar él solito los partidos. Si el Sevilla vuelve a caer en el error de buscar siempre al palaciego, los rivales espabilan y levantan un fortín a su alrededor. Es lo que hizo Osasuna en la segunda mitad. En plena desazón de la medular sevillista, no le llegó ni un balón en ventaja, no pudo montar ni un contragolpe, apenas llegó. Fue víctima del apagón general del equipo e incluso tuvo que empezar a ayudar atrás. Menos mal que botó esa falta tensa, fuerte, como mandan los cánones. Dio el gol del triunfo y pudo dar más. Pero él solo no puede. Que no se le olvide a nadie.

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