Perritos de peluche aparentemente inocentes pero que pueden estrangular a un niño y pequeños artilugios susceptibles de ahogar a menores son algunos de los 224.341 juguetes peligrosos que se vendían en Madrid, o que estaban en almacenes listos para su venta, y que la Policía ha retirado. En la operación Black Toys (juguetes negros o oscuros) se han intervenido más de 200.000 objetos considerados peligrosos que se vendían tanto en puestos ambulantes como en pequeños comercios, fundamentalmente de la zona centro de Madrid, aprovechando la cercanía de la Navidad.

La Policía Nacional, la Policía Municipal y la Agencia Tributaria, en colaboración con la Comunidad de Madrid y el Ayuntamiento madrileño, han llevado a cabo esta operación, en la que han sido imputadas seis personas de origen chino y en la que se han registrado 16 establecimientos de Madrid capital, Pinto, Valdemoro y el polígono Cobo Calleja de Fuenlabrada. En estos locales también se han intervenido, además, 16.870 artículos falsificados y 104.340 objetos pirotécnicos.

De la operación han informado en rueda de prensa del director general de la Policía, Ignacio Cosidó, el consejero de Economía y Hacienda de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio, el delegado de Seguridad del Ayuntamiento de Madrid, Enrique Núñez, y el jefe de Vigilancia Aduanera de la Agencia Tributaria en Madrid, Alfonso Díez.

Todos han destacado la gran coordinación que ha existido entre todas las administraciones para culminar con éxito la operación, que comenzó con una investigación de la Policía Municipal dentro de sus operativos de vigilancia en las zonas más turísticas. Así, los agentes descubrieron que se vendían juguetes peligrosos por parte de vendedores ambulantes en la plaza Mayor o la plaza del Celenque, y detectaron una mayor venta de estos productos, incluidos en la Red de Alertas del Ministerio de Sanidad, al acercarse la Navidad.

Los juguetes, muchos de llamativos colores y luces, se vendían también en comercios del distrito centro y todos provenían de polígonos de las localidades de Pinto, Valdemoro o Fuenlabrada. La Policía Municipal alertó a la Nacional y llevaron a cabo un operativo conjunto con 16 registros. Ahora, la Agencia Tributaria investiga cómo entraron en España los productos, la mayoría de origen chino, y si hubo una importación fraudulenta, lo que supondría sanciones por contrabando.

La Policía ha imputado a cinco personas por un delito contra la propiedad industrial y a otra por incumplimiento de una orden judicial que le impedía ejercer como comerciante, y se han abierto siete diligencias de investigación por presunta infracción de comercio interior y exterior. El director general de la Policía ha dicho que esta operación transmite un claro mensaje: que "con la seguridad de los niños no se juega" y que las instituciones vigilan por la seguridad de los menores y también por los comerciantes que no cumplen la ley, causando graves perjuicios a los que sí la cumplen.

Algunos de los productos intervenidos se pueden incendiar o bien provocar cortes a los niños, intoxicarles o asfixiarles, según ha explicado el consejero Ossorio, que ha subrayado que más del 50% de los artículos intervenidos estaban en la Red de Alertas del Ministerio de Sanidad o eran similares, y los restantes tenían problemas de seguridad o de información. El consejero ha destacado que Madrid es la región más activa en la comunicación de alertas de productos peligrosos, con 124 de las 551 notificadas por las comunidades autónomas este año.

Mientras, el delegado de Seguridad de Madrid, Enrique Núñez, ha dicho que la operación la han llevado a cabo "policías con diferente uniforme pero con el mismo convencimiento, que es dar servicio y proteger al ciudadano". Para evitar peligros, las instituciones recomiendan, entre otras precauciones, comprobar que el producto lleva el marcado CE, el nombre y contacto del fabricante o importador, las instrucciones de uso o la edad mínima de uso.