Memoria histórica

Rouco: "Hay que olvidar en pro de la purificación de la memoria"

  • El presidente de la Confederación Episcopal también pide que se examine si la vida económica ha estado dominada por la avaricia de la ganancia rápida o si el derroche ha sido prueba de efectividad económico-social

El cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, se refirió este lunes en su discurso de apertura de la XCII Asamblea Plenaria del Episcopado español a la controvertida Memoria Histórica, en el contexto de investigaciones judiciales de las fosas del franquismo y de un decreto que prepara el Gobierno para acelerar la nueva legislación sobre víctimas de la Dictadura. El cardenal Rouco defendió una voluntad de reconciliación y perdón en pro de una "sana purifucación de la memoria". Por otro lado, ve en la crisis económica un efecto más del relativismo moral.

Rouco incluyó en su intervención ante los obispos españoles un apartado amplio referido a dos temas de actualidad. En primer lugar, la Memoria Histórica, asunto sobre el que empezó señalando que "no son pocos los que manifiestan una justificada inquietud ante el peligro de un deterioro de la convivencia serena y reconciliada, que hemos logrado ya en nuestra sociedad".

Tras subrayar el cambio positivo que se ha producido en España desde la eapa de la Guerra Civil, sí se mostró partidario de "evitar de raíz actitudes, palabras, estrategias y todo lo que pudiera dar pábulo a las confrontaciones que puedan acabar siendo violentas". En este sentido, dijo que "es necesario cultivar el espíritu de reconciliación, sacrificado y generoso, que presidió la vida social y política en los años llamados de la transición a la democracia".

"A veces es necesario saber olvidar. No por ignorancia o cobardía, sino en virtud de una voluntad de reconciliación y de perdón verdaderamente responsable y fuerte; una voluntad basada en los altos ideales de la paz que se alimenta de la justicia, de la libertad y ¿por qué no decirlo? del perdón y del amor fraterno. Es lo que puede llamarse una auténtica y sana purificación de la memoria", proclamó monseñor Rouco Varela. A su juicio, "a los jóvenes hay que liberarlos, en cuanto sea posible, de los lastres del pasado, no cargándolos con viejas rencillas y rencores, sino ayudándoles a fortalecer la voluntad de plena concordia y de amistad, capaz de unir pacíficamente las personas, las familias y las comunidades que integran y conforman la España actual".

Crisis económica y relativismo moral

Por otro lado, el presidente de la Conferencia Episcopal se refirió a la crisis económica en la que nos encontramos. Tras señalar quetiene "causas de orden técnico que los especialistas tratan de diagnosticar", Rouco fue contundente al afirmar que "es tal vez el momento de reflexionar sobre los orígenes morales de la crisis, examinando si el relativismo moral no ha fomentado conductas no orientadas por criterios objetivos de servicio al bien común y al interés general; si la vida económica no se ha visto dominada por la avaricia de la ganancia rápida y desproporcionada a los bienes producidos; si el derroche y la ostentación, privada y pública, no han sido presentados con demasiada frecuencia como supuesta prueba de efectividad económica y social".

El cardenal arzobispo de Madrid pidió reflexionar también sobre las exigencias morales que la crisis nos impone, pensando en un futuro mejor. En este sentido, considera preciso "un fortalecimiento de las personas como sujetos morales, capaces de orientar su vida y su conducta según el verdadero bien personal y social, que no puede confundirse nunca con los propios gustos o intereses". Para Rouco, todo esto sólo puede darse con "el reconocimiento de Dios como bien supremo". "Deseamos que no se nos entienda mal. No propugnamos lo que se llama una política teocrática; no reivindicamos el control de la situación para la Iglesia", matizó.

Asimismo, el discurso incluyó una referencia a la familia como "escuela primera y básica de la solidaridad efectiva", para advertir que "cuando la familia no recibe el apoyo cultural, social y legal adecuado, se están cegando las fuentes de la savia moral del ciudadano actor del orden social justo". También aludió al "sacrificio silencioso y legalmente tolerado de tantas vidas inocentes a través de la práctica sistemática del aborto", y que la institución del matrimonio "precisa de una verdadera protección jurídica que garantice a los esposos y esposas actuales y futuros el reconocimiento elemental de su cualidad de tales".

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