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Sociedad

Uno de cada cuatro jóvenes muere en accidentes de tráfico o actos violentos

  • La revista médica 'The Lancet' advierte que las principales causas de mortalidad juvenil en el mundo se deben a factores externos, por lo que podrían evitarse con políticas informativas y educativas eficaces

Los accidentes de tráfico, los suicidios y los actos violentos son responsables de casi una cuarta parte de las muertes de jóvenes de entre 10 y 24 años que cada año se registran en el mundo, según un estudio internacional a gran escala publicado ayer por la revista médica The Lancet.

A pesar de que la adolescencia se asocia comúnmente con un período de prosperidad, vitalidad, fuerza y, en definitiva, buena salud, los expertos advierten de que cada año más de 2,6 millones de jóvenes mueren a lo largo de sus dos primeras décadas de vida y señalan, además, que una amplia mayoría (el 97%) de los fallecimientos ocurren en países en vías de desarrollo.

Es la primera vez que la comunidad científica pone sobre la mesa e indaga sobre las causas de un asunto tan delicado como el fallecimiento de los más jóvenes, que representan en la actualidad el 30% de la población mundial.

El estudio, elaborado por las universidades australianas de Melbourne y Brisbane, el University College London (Reino Unido), la Universidad de Ginebra (Suiza) y apoyado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), pone de relieve que una de cada 4 muertes en este grupo de edad se debe a factores externos, no a enfermedades, y que podrían evitarse con políticas informativas y educativas eficaces.

"Queremos demostrar que la mortalidad infantil existe, que seguirá aumentando en los próximos años y que se trata de un problema que hay que poner en la agenda pública, porque sus causas pueden combatirse", aseguró uno de los autores del estudio, el profesor George Patton, durante la presentación del informe.

El estudio explica que las regiones más industrializadas (Europa, EEUU, Canadá, Japón y Australia) tan sólo registran un 3% de los fallecimientos adolescentes, mientras que el África subsahariana y el sudeste asiático suman dos tercios de las muertes en este grupo de edad. Estas afirmaciones se basan en las cifras del Informe sobre la Expansión de Enfermedades en el Mundo elaborado por la OMS en 2004, que ha servido de base para la investigación.

Los expertos han constatado que las causas de fallecimiento difieren significativamente entre los países desarrollados o de alto poder adquisitivo y aquellos en vías de desarrollo o de bajo-medio poder adquisitivo.

En el primero de esos grupos, en el que se incluye España, el 10% de las muertes se deben a accidentes de tráfico, el 6,3% corresponden a suicidios, el 6% están relacionadas con actos violentos y sólo por debajo del 5% aparecen causas puramente médicas como infecciones respiratorias, tuberculosis, sida o meningitis.

Por sexos, las causas de mortalidad en los hombres coinciden con esa clasificación general, pero en el caso de las mujeres las infecciones respiratorias, el sida y la tuberculosis ocupan también un lugar destacado de la lista.

En cuanto a los países denominados de bajo o medio poder adquisitivo, entre los que se incluye África, Sudamérica, Centroamérica, la Europa del Este, Oriente Medio y una gran parte de Asia, el 15% de las muertes se producen en la niñez, debido a enfermedades transmitidas por vía materna, junto con el contagio del sida y la tuberculosis.

Los autores hacen especial hincapié en que la prevención del sida no es suficiente en estos países y abogan por el cambio hacia una estrategia política de prevención más amplia, ya que, sostienen, hay "muchas otras enfermedades contagiosas que provocan más muertes que el sida y que no atraen la atención de la comunidad internacional".

El informe destaca la situación que se vive en Latinoamérica, donde la violencia es la causa más frecuente de las muertes juveniles, especialmente entre los varones. El 97% de las muertes violentas tiene como origen el uso de armas de fuego, por lo que el informe recomienda a las autoridades de la región un mayor control sobre el armamento que, a su juicio, debería ir acompañado por políticas eficaces contra el narcotráfico, la segregación y el desempleo.

La directora adjunta del departamento de Salud Familiar de la OMS, Daisy Mafubelu, afirmó que estos datos revelan que se necesita "un aumento considerable de la inversión para mejorar el acceso a la información y ayudar a los jóvenes a abandonar comportamientos especialmente peligrosos para su salud.

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