TV-Comunicación

"Me encanta que se rían de mí, incluso colecciono críticas negativas"

  • Es el azote de 'Operación Triunfo' · Sus críticas son temidas por los concursantes y aplaudidas por la audiencia, que espera cada martes la "honestidad brutal" que el publicista derrama sobre la pantalla

No es tan fiero el león como lo pintan. Protegido por sus gafas y con ese gesto automático que le lleva a apoyar el dedo índice sobre unas de sus mejillas, Risto Mejide resulta desafiante. Pero no se come a nadie. Podría haber parafraseado a ese otro escritor, el autor de aquella famosa frase de "yo he venido aquí a hablar de mi libro". Y sin embargo, aunque estaba en Sevilla para presentar Pensamiento negativo, se limitó a decir "tú pregunta lo que quieras" cuando fue advertido de que su entrevista iría en estas páginas, las de Televisión. Pero dejó un aviso: "yo también responderé lo que quiera". Y eso hizo.

-¿Cómo llegó usted, que es publicista, a Operación Triunfo?

-Lo explico en el libro, que veo que no te lo has leído. Empezamos mal... La idea surgió de Gestmusic. Necesitaban un creativo para un concurso de inventos. Participé en ese piloto, que no funcionó, y me fui a mi casa. Dije que sí como experiencia personal y profesional, porque los publicistas también trabajamos en televisión, pero no se nos ve y pasarme al otro lado me hacía gracia. Pero era una cosa puntual. Hasta que un día me llamó Tinet Rovira, el director de OT, y me propuso aparecer. Supongo que pensó en mí de manera temporal, porque tampoco tenían claro que un perfil como el mío funcionara en OT.

-¿Se ha arrepentido alguna vez de pasarse a ese otro lado?

-No me he pasado nunca al otro lado. Sigo trabajando en publicidad. Tengo mi agencia y trabajo para los anunciantes. Estoy pluriempleado.

-¿De verdad que Risto Mejide no es un personaje?

-El libro es la respuesta . Cuando la gente habla de mí, más que el qué digo, critica el cómo lo digo. En el contenido no hay discusión, donde sí hay es en las formas. Y si hay alguien que todavía piensa que soy un personaje, un actor contratado por la productora para leer guiones, el libro es la demostración de que yo me expreso así. Podemos discutir sobre si las formas son adecuadas o no, pero son las mías.

-¿Es la mala leche su marca?

-¿Tú crees que es mala leche? Yo creo que es honestidad. Una honestidad brutal, pero honestidad en el fondo. Dime una cosa que yo haya dicho que sea mentira.

-Pero, aunque sea verdad, hay cosas que es mejor no decir...

-Mejor o peor lo decide el contexto. La provocación es un tema de contexto. Yo llegué en el año 2006 a un programa muy blanco, que era todo como decirle a los triunfitos que eran maravillosos, que qué bien iban a vivir el resto de sus vidas gracias a ese programa. Yo vine desde fuera y dije que no era así. Ahí es donde empezó todo. Pero si hay alguna esperanza de cambiar las cosas, es siempre desde dentro. En la primera edición del concurso, yo me creí que era un mecanismo de descubrimiento de nuevos cantantes y todavía sigo creyendo que tiene la oportunidad de serlo, porque la audiencia respalda el formato. Hay una asignatura pendiente, que es volver a hacer, como ocurre en Estados Unidos después de siete ediciones, que el artista que lance el concurso sea un éxito. Yo lo intento desde dentro. Mi aportación será mejor o peor, pero no hablo sólo de los triunfitos. Cuando la gente me critica que me meto con chavales indefensos siempre les digo que no se han visto ni un programa.

-Este año no deja títere con cabeza...

-Y el año pasado tampoco. Hablé de los estilistas, de los que eligen las canciones... me interesa mucho más el formato que los chavales.

-Si no le gusta, ¿por qué no se va?

-No es que no me guste, es que creo que se puede hacer mejor.

-Vale, pero ¿en algún momento se ha plateado dejarlo?

-Sí, claro. Pero si quiero hacer algo, creo que tengo más poder sentado en la posición de jurado, muy polémico pero muy notorio, que sentado en el sillón de mi casa.

-Por cierto, ¿se sienta a ver OT como espectador?

-No.

-¿No ve el 24 horas?

-El canal 24 horas lo tengo que mirar por una cuestión profesional. No puedo llegar ahí y no saber qué ha pasado durante la semana, por respeto a los chavales y a la gente que me contrata.

-¿Qué quemaría y qué salvaría de la televisión actual?

-Pues te iba a decir que quemaría muchos programas del corazón, pero entonces acabaría con un treinta y tantos por ciento de la audiencia y la audiencia es soberana. Lo que creo es que la obligación de los medios no es sólo darle a la gente lo que pide, sino también intentar dar lo que la gente no sabía que pediría. Y ahí es donde fracasan. Es más fácil dar a los espectadores lo que piden porque sabes que va a funcionar, que crear algo que la gente no sabe que va a pedir.

-Es lo que ha pasado con Fama...

-Fama está bien. Me parece un buen formato y bien llevado. Pero hay más. Pablo Motos con El hormiguero, los chicos de Sé lo que hicisteis... Hay programas que han calado pese a no tener precedentes y pese a ser arriesgados. Ahí hay una responsabilidad casi social de los medios y quemaría a todos los que no se arriesgan a hacer eso.

-Sé lo que hicisteis tiene cierto aire a Risto Mejide'...

-Eso otra movida. Es humor y yo no me dedico al humor.

-Pero ¿se ríe de sí mismo?

-Continuamente. Y me encanta que se rían de mí, incluso colecciono críticas negativas. La amistad es un amor interesado de alguna forma, mientras que la enemistad es un odio desinteresado. Me interesa mucho lo que mis enemigos dicen de mí porque descubres muchas cosas que tus amigos, por pudor o porque no lo ven, no te dicen. Hay que mantener siempre a gente desinteresadamente honesta a tu alrededor. Es lo que yo hago con OT, ser desinteresadamente honesto.

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