REPORTAJE

'El club del chiste' de los políticos: una broma muy seria

  • Carod Rovira, Manuel Fraga y Artur Mas entre otros, apuestan por el sentido del humor en Antena 3.

Contra la crisis, humor. Es la arriesgada  fórmula que muchos políticos españoles están decididos a aplicar en  tiempos difíciles y a cualquier precio. Incluso saliendo a contar  chistes en televisión en horario de máxima audiencia.  

La lista de los que probarán suerte en el nuevo programa de humor  El club del chiste Vip incluye figuras tan variopintas como el  líder independentista catalán Carod Rovira o el presidente de honor  del conservador PP, Manuel Fraga.

Pero el estreno del programa la noche del martes puso a prueba el  sentido del humor de uno de los políticos que más se juegan en las  urnas este año: el presidente de la formación catalana Convergencia y  Unió (CiU), Artur Mas.  

Hacia la mitad del programa, la modelo y presentadora hispano-argentina Martina Klein dio paso al momento más esperado de la noche  con una sugerente explicación: "Lo que más le gusta a un político hoy  en día es que uno se ría con ellos, sobre todo en estos tiempo de  crisis".  

Un video grabado mostró entonces su encuentro con un relajado Mas,  dispuesto desde el principio a entregarse al juego. "Con todo el  respeto le voy a pedir, siempre que usted quiera, que se quite la  corbata", comenzó Klein. Mas cedió sin dudar.  

Pero el líder de CiU no tardó en subir la apuesta y romper el que  podría ser el mayor tabú en un tiempo especialmente tenso en  Cataluña: contar un chiste... de catalanes

"Estoy bastante acostumbrado a oírlos", explicó. "No hay mejor deporte que reírse de uno mismo, como persona y como país".  

Con bastante soltura, Mas se metió de lleno en el tópico del avaro codicioso que pesa sobre la región: un catalán encuentra un billete  de cinco euros dentro de un lavabo y no sabe si meter la mano en el  agua sucia para sacarlo.  

"Entonces lo piensa mejor, saca un billete de 50 euros del  bolsillo y lo tira al charco de agua. Y dice: 'mira, por 55 euros, sí  que me ensucio las manos'".  

 La elección de esta broma puede marcar el tono de las próximas  ediciones.  

Con Cataluña sumida en un agrio debate por los recortes del  Tribunal Constitucional al estatuto que regirá la región y ante un  nuevo auge del independentismo (un 47 por ciento de su población  apoya la separación del resto de España, según un reciente sondeo),  Mas hizo humor con el tema más sensible del momento.  

Tampoco pareció nada inocente la estudiada despedida de la  sección. "Aunque no gane las elecciones se lo va a tomar con  muchísimo sentido del humor, ¿no es así?", le preguntó Klein. Mas replicó serio: "¿esto es un chiste?".  

Lo es para las encuestas: según las más recientes, Mas rozará la  mayoría absoluta en las elecciones regionales de otoño próximo.  

A juzgar por la lista de próximos invitados, sin embargo, el  programa promete sorpresas: "¿Alguien se imagina a Fraga contando un  chiste de suecas?", se preguntan algunos medios. La quebradiza figura  del senador, de 87 años, no parece la más idónea para un programa de  chistes.  

Entre otros invitados estarán el portavoz parlamentario de CiU,  Josep Antoni Duran i Lleida, el presidente del PP vasco, Antonio  Basagoiti, o el ex ministro de Agricultura Miguel Arias Cañate.  

La rica relación entre humor y política tiene varios precedentes  en las televisiones de todo el mundo.  

Un caso paradigmático fue el Gran Cuñado argentino. La parodia  política del famoso "Gran Hermano" comenzó irritando a los líderes  que se veían ridiculizados en el programa. Pero pronto se hizo  evidente que las caricaturas eran más populares que los políticos en  sí.  

El resultado: varios políticos, incluyendo a la presidenta  Cristina Fernández de Kirchner, aprovecharon el tirón de sus  imitadores e incluso fueron al programa para aparecer junto a ellos  en plena campaña electoral.  

Alguien podría pensar ahora que la iniciativa del Club del  chiste suena en sí a broma: "¿Qué hace un político español en  tiempos de crisis y crispación? Cuenta chistes en la tele".

La iniciativa funciona, la nueva fórmula del programa incrementó notablemente su audiencia, aunque no pudo desbancar a Españoles en el Mundo, de La 1.

Pero el precedente de Gran Cuñado deja claro que mostrar una  cara afable y espontánea puede ser buen negocio para cualquier  dirigente. Y esto no es cuestión de humor, sino de estrategia  política.  

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