Miguel Ángel León (Gerena, 1993), tras su triunfo en Las Ventas el pasado 6 de julio, en una actuación muy destacada por la prensa especializada, ha sido contratado nuevamente por la empresa de la plaza madrileña, donde alternará el próximo domingo con Juan Miguel y Gonzalo Caballero, con reses de La Guadamilla.

-¿Qué supone que le hayan contratado nuevamente en Madrid?

-Volver a Madrid es la recompensa al esfuerzo y supone un sueño hecho realidad. Además de con alegría, lo afronto con mayor responsabilidad. Apretaré aún más en este nuevo reto en Las Ventas.

-¿Este triunfo también le ha servido para que le apodere Abraham Corpa?

-Pues sí. Es un hombre serio que ha ayudado a novilleros como Reyes Ramón o Álvaro Justo, tenemos pensamientos compatibles y me aportará muchas cosas.

-¿Qué otras experiencias ha tenido en apoderamientos?

-Me apoderó el año pasado Manuel Morilla, que tuvo que dejarlo por razones de salud.

-¿Cómo se desarrolló aquella actuación en Madrid?

-Fue una tarde que viví con mucha responsabilidad, con un toro amplio. Sabía lo que tenía que hacer. No me dejé nada desde el primer quite, que hice por gaoneras. Estuve muy a gusto. Me sorprendí porque fue como si estuviera en mi casa. Alargué la faena a mi primero, un novillo a menos y di una estocada un poco caída; me pidieron la oreja, pero no me la dieron. Con el otro, muy serio y que exigía mucho, hice una faena importante, pero lo pinché dos veces; también tenía cortada otra oreja. Por la espada perdí la Puerta Grande.

-Con anterioridad, el 25 de mayo cortó una oreja en Sevilla.

-Fue una tarde clave en mi vida. No tenía ni un contrato. Lidié un novillo exigente, que embestía con la cara arriba y que después se entregó. Maté bien y corté la oreja. Es una actuación que me sirvió para poder ir a Madrid y por la que espero volver a Sevilla.

-¿Qué diferencias hay en el público entre estas dos plazas?

-Sevilla es mi casa y en Madrid, si te entregas, el público es grandioso.

-¿Cuántas novilladas picadas ha sumado?

-El año pasado, cuatro. En 2014, las de Sevilla y Madrid. Únicamente llevo seis novilladas; la mitad en plazas de primera.

-¿Y sin picadores?

-Cerca de una treintena.

-¿Cuál es la diferencia más importante que ha notado tras el salto de escalafón?

-El toro. La diferencia de nivel del eral al utrero. El utrero, en la mayoría de plazas de primera en las que he toreado, es prácticamente un toro.

-¿Cómo nació su afición?

-En Gerena. Mi hermano José era mozo de espadas de Daniel Luque y comencé a jugar al toro a los diez años y al poco a torear becerras en el campo. Estuve apuntado en la Escuela de Espartinas para poder entrar en el concurso de Canal Sur.

-¿Quiénes son sus toreros predilectos?

-Uno de los que me fijo mucho y me ha gustado siempre es Perera. También El Juli y Morante.

-¿Qué corte de toreo le gusta?

-El clásico, el toreo que se hace con cadencia, despacio, con ritmo, sin aspavientos, como lo han hecho Manzanares padre, Ortega Cano y Julio Robles.

-¿Es el que busca usted?

-Sí. El torear bien y despacio con capote y muleta, el toreo que gusta en Sevilla. Y no perdonar quites.

-¿En qué ha evolucionado más desde sus comienzos a hoy?

-En la forma de andar por la cara del toro y en resolver los momentos complicados.

-¿Qué novilladas le esperan?

-La del domingo en Madrid, Arganda del Rey, Zufre, Moralzarzal y El Álamo.

-¿Cómo se está preparando?

-Entreno a diario con Manuel Escribano y Antonio Manuel Punta.

-Al contar con tan pocas novilladas, ¿cómo se suple el no estar suficientemente placeado?

-En tener fuerza mental. Si toreas poco tienes menos técnica, pero hay que mentalizarse en que puedes hacerlo bien.

-Objetivo para 2014.

-Ahora mismo sólo pienso en Madrid.

-¿Cuál es su meta?

-Como todo el que comienza, sueño con llegar a ser figura del toreo y mandar en mi época.