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Juan Salas Tornero

Tres patios, tres plazas, tres nietos

  • El que fuera presidente de la Cámara de Comercio y vicepresidente de la CEA vivió el tránsito del Moscú sevillano a los Humeros, un barrio de ferroviarios.

ES un niño de la mar de setenta años. Juan Salas Tornero (Sevilla, 1943) nació el Domingo de Pasión de un año de posguerra y preside la Asociación de antiguos alumnos del San Francisco de Paula y la Fundación Nao Victoria. Al centro de los hermanos Rey llegó desde el colegio Iris (Instituto Residencia de Estudiantes Sevillanos), en San Vicente esquina con Baños, local que ahora es un chino que responde al nombre de Sha Long.

Nació en San Luis y trabaja en San Vicente. "Nací en el Moscú sevillano y me crié en un barrio de ferroviarios". Lo bautizaron en San Luis de los Franceses. "Era la única que no había ardido en el barrio de San Julián". Con nueve meses, por traslado de su padre, el doctor Juan Salas González, la familia llega a la Puerta Real.

"Pasaba el tranvía. En la plaza del Museo había dos plátanos. A mi madre le daba pavor que me subiera a los árboles". San Vicente, esa calle sin fin -y Buen Fin-, está jalonada por plazas que son afluentes de su memoria. La plaza de Rull es donde jugaba con sus compañeros de colegio. La plaza del duque de Veragua era Nueva York. "Aquí jugaba Eduardo Saborido". Y la de Teresa Enríquez honra el nombre de la mujer que con una bula de Julio II fundó la Sacramental de San Vicente. "En Sevilla hay dos antigüedades, la documental y la afectiva". Juan Salas sale de nazareno en las Siete Palabras y en el Silencio, ya no lo hace en la Hiniesta ante la que lo bautizaron.

Su memoria de niño guarda el recuerdo de personajes singulares de la calle-barrio. El obispo de Gibraltar en la capilla anglicana de la calle San Vicente. El vociferante jefe de la oficina de la Renfe que ocupaba la actual sede de la UGT en la calle Antonio Salado. El arquitecto Galnares Sagastizábal al volante de su Chrysler azul celeste con matrícula amarilla. Autor de la casa que hoy es sede regional del PSOE. "Fue la primera casa de Sevilla que tuvo piscina en la azotea. No sé si la seguirá teniendo".

Se casó en febrero de 1971 con Gloria Rubio y realiza su segunda mudanza. Se marcha al Polígono San Pablo, donde nacen sus hijos José María y Juan. Después vendría Gloria. "Cuando me mudo a Los Remedios, ese piso se lo dejo a Rafael Escuredo, que es de mi promoción, la que empezó el 4 de octubre de 1960". Se mudó frente al real de la Feria, donde es socio de una caseta, Las Golondrinas, de la Feria del Prado. Instaló su despacho profesional en el palacio de Monsalud, reconquista de San Vicente. En el mismo edificio donde estaba la Capitanía General del Estrecho y donde mucho antes animaba una tertulia literaria el duque de Rivas.

Fotos con el Rey, Felipe González, Fraga Iribarne, Ibarretxe, Bill Clinton y Juan Pablo II de quien nunca ocupó un cargo político. De San Luis a San Vicente ha visto pasar el tiempo. "La gente lo pasaba muy mal, pero yo me hago dos preguntas. ¿Hoy es más feliz que antes? ¿Antes era más infeliz que ahora? Tengo mis dudas". Capitán de dos naves, el galeón Andalucía está siendo habilitado para convertirlo en un barco pirata en una serie que protagonizará John Malkovitch. La Nao Victoria la están reparando. "El Descubrimiento de América rompe la personalidad histórica de Sevilla. La convierte en capital económica del mundo, le da el monopolio del comercio con Indias. Eso fomenta una idea singular. Sevilla siempre espera que ocurra algo. Confía mucho en el Boletín Oficial del Estado como ciudad agrícola y conservadora en el peor sentido de la palabra".

Sube por la escalera francesa y muestra el patio modernista. A una manzana del Museo, presume de una buena pinacoteca: un frida khalo, un alberti (dibujo de un sello de 50 pesetas junto a la oficina de Correos), una Inmaculada de Borrás, un velázquez de Ricardo Suárez. Tres hijos y tres nietas. Tres Juanes que el jueves se fueron a ver al Betis con la Cultural Lyonesa.

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