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Vivir en Sevilla

Doble capa de solidaridad para cubrir necesidades

  • De manos de Cooperación Internacional, un grupo de voluntarios de Leche Pascual participó en la rehabilitación de viviendas

Bloque de viviendas próximo a la calle Amor, en la barriada Jesús, María y José del distrito Cerro-Amate. El ascensor no funciona, ni se espera que lo haga. Hay que subir por las escaleras hasta la tercera planta. En el tercero izquierda habita Francisco Correro, vecino de 70 años de edad afectado por una grave diabetes y sin apenas recursos económicos, por no decir ninguno. Vive solo, pero ayer recibió una generosa visita: la de siete voluntarios (seis del Grupo Leche Pascual y uno de Cooperación Internacional) que, en el Día Solidario de las Empresas (organizado por la ONG), se desplazaron hasta allí con el objetivo de pintar unas habitaciones que llevaban sin repasarse 19 años por falta de medios. Como ellos, un total de cien voluntarios de diez empresas colaboraron repartiendo alimentos, visitando a ancianos o a niños con cáncer, entre otras causas, con el objetivo de cubrir las necesidades de quienes más lo necesitan.

"Lo que más me conmueve de esta actividad es cómo te acerca a una realidad que no ves todos los días y que está ahí, en el barrio o en la calle de atrás", destacó Juan Pedro Suárez (44 años), uno de los voluntarios de Leche Pascual que ayer dejó sus tareas de comercial del grupo empresarial y se puso el mono de trabajo para pintar la casa de Francisco. Es el segundo año que participa en el Día Solidario de las Empresas. "Con actividades como ésta, además, se comparten experiencias con los compañeros de trabajo que en el día a día no se tienen".

A pesar de su mal estado de salud, Francisco se animó a colaborar descolgando cortinas y organizando la salida de todo tipo de muebles y trastos que almacena desde hace años. "Cuando terminen de pintar y entre por la puerta, voy a pensar que me he confundido de casa", comentó entre sonrisas el propietario de la vivienda.

Carmelo Díaz es el veterano en este cuadrilla solidaria. Tiene 60 años y desde hace 30 trabaja en Leche Pascual. Siempre ha colaborado en las tareas de voluntariado con la empresa. "Me gusta ayudar a los demás. En esta ocasión, Francisco ha tenido una vida difícil y pertenece a esa generación del no se puede tirar nada porque nada ha tenido. El que trabaja no sabe lo que es no tener qué llevarse a la boca y con esta experiencia lo vemos claramente. Este día de voluntariado corporativo debería hacerse en más ocasiones durante el año".

La lechera mantiene su compromiso social a lo largo de todo el curso desde su grupo de voluntariado, que coordina Carlos Fanegas, de recursos humanos de la zona Sur. "Participamos en este Día Solidario de las Empresas, pero también a lo largo del año realizamos recogidas de alimentos, de móviles, de tapones de plástico, visitamos a los ancianos y, muchas veces, en colaboración con Cooperación Internacional".

Normalmente, aquellos empleados que deciden vincularse con estas acciones sociales son personas con inquietudes por ayudar a los demás, por hacer algo, pero que no saben cómo. A través del canal de su empresa encuentran el medio y, por primera vez, se acercan a este mundo. Tal es el caso de Juan de Dios Portero, que valora como positiva la experiencia.

Una vez metidos en la tarea, el buen ambiente se deja notar. José Luis Fernández y José Antonio Teba cierran el equipo. Un grupo que parece contento al haber descubierto en este día lo que significan conceptos tan importantes como todo o nada, ayuda y compromiso. Sensaciones que les animan a repetir; al menos, a José Antonio Teba: "El año que viene más".

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