Ya desde el título, Allanamiento de morada, se sugiere en el tercer poemario de Anabel Caride que uno de los protagonistas de la obra va a ser el espacio y, en concreto, la casa, no sólo como realidad física sino también como símbolo de la intimidad. Así, invita al lector a contemplar, a través de los versos, el atisbo de todo aquello que casi siempre queda oculto entre las paredes del hogar, no sin obligar al lector a distanciarse y hacer examen de conciencia sobre sus propias flaquezas. En el poemario, esta licenciada en Filología Hispánica y profesora de literatura en el IES Pablo Picasso, establece una relación de amor/odio con el lector, que comienza a gestarse en la primera parte de "cortejo" con Prácticas de anatomía, para seguir sentando las bases de una convivencia con Desahucios y franquezas y concluir con una tercera parte, Goteras y otras plagas, en la que la voz poética que habita la casa se asoma al exterior para mirar a su alrededor y descubrir el paisaje que ve desde su ventana. La profesora es también autora de microrrelatos, cuentos y poesía, género en el que ha publicado Nanas para hombres grises, Inventario de Desahucios y Tinta en el almanaque. Colaboradora ocasional en varias revistas de creación literaria, Anabel Caride figura en las antologías Los vicios solitarios, Poesía viva de Andalucía, Poetas en el camino, Femigrama, Poetas para el siglo XXI o Poetas andaluces contemporáneos.