'www.erregirodolls.com'

En 1972 nacía Blythe, una muñeca que, a diferencia de sus coetáneas -Barbie era la reina indiscutible desde 1959-, destacaba por un físico poco corriente (una cabeza desproporcionada y unos ojos que se cerraban y cambiaban de color ) que no terminó por convencer a las niñas de la época. Fabricada en Hong Kong y creada por la ya desaparecida compañía de juguetes Kenner, las Blythes sólo se vendieron durante un año en Estados Unidos. Esta historia, que podría ser una más sobre un juguete con poco éxito, supuso por contra el nacimiento de un mito. Tres décadas después de su retirada del mercado, la productora Gina Garan recibió como regalo una de estas muñecas, que se convirtió en su modelo para mejorar su faceta de fotógrafa hasta convertirse en la protagonista de su libro This is Blythe. A partir de ese momento, la fiebre por las Blythes y por customizarlas (modificarles el pelo, los ojos e incluso la estructura) se disparó por el mundo entero. Hoy, estas muñecas (en el 2000 la compañía japonesa Takara volvió a fabricarlas) son piezas de coleccionista y la reina indiscutible en internet, principal fuente a la que acuden los que quieren hacerse con una. También los customizadores se mueven por la red, como le ocurre a Rafael Rodríguez Girona, un artista de Utrera que desde 2008 se ha volcado en este negocio y que trabaja para clientes de todo el mundo a través de su portal www.erregirodolls.com.

En su estudio, Erregiro®, Rafael, que estudió Bellas Artes, realiza trabajos de fotografía, diseño gráfico, maquillaje profesional y pintura pero desde hace unos años la customización de muñecas Blythe ocupa buena parte de su tiempo. La demanda, explica, "es bastante elevada" y en este tiempo han sido cerca de 200 las muñecas que han pasado por sus manos. "La mayoría de los clientes son coleccionistas y para muchos no es la primera Blythe ya que", bromea, "con el tiempo se convierte en una especie de adicción". La customización de las Blythes, cuenta Rafael, "puede ser básica como cambiarle el color del pelo o la ropa hasta completa". En estos casos, continúa, "vuelvo a esculpir el rostro para tallar los ojos, la nariz o la boca". El cambio en la estética y el estilo de las muñecas es otro de los encargos que con mayor frecuencia recibe Rafael, que tiene clientes procedentes de todos los rincones del planeta. "Yo no diseño la ropa pero cuento con colaboradores que sí lo hacen y juntos damos forma al aspecto final de la muñeca". El maquillaje es la gran especialidad de Rafael. Dar forma a la nueva cara de la Blythe requiere de un laborioso proceso que pasa por lijar el rostro de la muñeca y retirar el maquillaje que trae de fábrica. Luego, con pasteles y acrílicos, como si de un cuadro se tratase, va dando forma a su nuevo aspecto. Lo mismo ocurre con el peinado, para lo que se usa tanto pelo natural como sintético, en función de los gustos del cliente y de lo que esté dispuesto a pagar. Una customización compleja puede alcanzar los mil euros aunque la tarifa mínima de Rafael son 300.

Entre los encargos que suele recibir este customizador sevillano, autor también de libros sobre este tema como Supercutedolls, the art of Erregiro, se encuentran desde clientes que quieren que sus muñecas se parezcan a sus hijas hasta seguidores de ídolos musicales como Amy Winehouse, pasando por empresas que buscan una imagen para su negocio. "Lo más curioso en este tiempo fue una serie de niñas de pelis de terror como Caroline, de Poltergeist", cuenta.Encontrar una Blythe original es difícil y, por eso, Rafael no solo customiza las que le envían sino que también las consigue y modifica para los que quieran hacerse con una.

La afición a coleccionar y customizar estas muñecas Blythe está muy extendida, sobre todo, en Japón, pero cada vez son más los que se suman a esta moda. Algunos customizadores españoles como Pícara, de Roguedolls (www.theroguedolls.com), están consiguiendo sumar seguidores en el país.

Algunos ejemplos de las muñecas Blythe customizadas por Rafael Rodríguez Girona en su estudio de Utrera