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Para Julio Galindo, de 26 años y nacido en Llerena (Badajoz), Wunderkammer -nombre con el que ha bautizado a su primera exposición individual en un galería- supone la oportunidad de mostrar el universo artístico que ha ido creando desde que era sólo un niño. Esta muestra, que puede visitarse hasta el 22 de septiembre, cierra el año expositivo en el Espacio GB de la Facultad de Bellas Artes, que desde que abrió sus puertas ha dado cabida al trabajo de cientos de jóvenes talentos.

En Wunderkammer, Julio, que estudió Bellas Artes en Sevilla y se ha formado también en ciudades como Florencia -de ahí su debilidad por las reliquias-, se inspira en los gabinetes de curiosidades (cámaras ambulantes) que en los siglos XVI y XVII mostraban las maravillas de otros mundos a los que no podían viajar. Las utiliza para cuestionar hasta qué punto los símbolos de lo sagrado, lo son realmente a día de hoy. Así, en un ejercicio de "democratización de lo sacro", eleva a lo sagrado objetos confinados a lo terrenal.

Fetiches, reliquias, pinturas, esculturas y grabados realizados con distintas técnicas plásticas componen este código mitológico revisado y con cierta mirada infantil que es Wunderkammer y que plantea, por ejemplo, por qué es una paloma y no otro pájaro el que representa al Espíritu Santo o cuestiona la anatomía divina de los santos plasmados por el arte.