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Una pasarela cultural en la Isla de la Cartuja

  • La Fundación Tres Culturas acogió ayer en su sede el desfile de alta costura marroquí del diseñador Romeo

En cuestiones de moda parece estar todo inventado. Las campanas volvieron a los pantalones y las gafas wayfarer resurgieron de sus cenizas con algún toque que las diferenciase de las de los 80. La moda vive una continua regresión al pasado que hace que algunos empiecen a cansarse un poco de ella por ver siempre lo mismo. Hasta que llegan diseñadores de otras partes del mundo para abrir los ojos de los occidentales y hacerles ver que en otros sitios la moda se rige por otros cánones y que éstos resultan de lo más originales. Prueba de ello son los diseños que el tetuaní Mohamed Larbi Azzouz, más conocido como Romeo, mostró ayer en el Pabellón de Hassan II, en la Isla de la Cartuja. Sede de la Fundación Tres Culturas, este espacio se convirtió en una pasarela por la que desfilaron un total de 20 modelos con las últimas creaciones del diseñador.

Bajo el nombre de Sweet Candy, esta colección reúne caftanes y algún que otro conjunto de pantalón y chaqueta en tonos coloridos y con unos materiales muy cuidados. Las transparencias, los terciopelos, los bordados en oro y las incrustaciones de cristales de Swarovski dejan ver que Romeo diseña para una mujer actual, que sigue las tendencias y que se preocupa por el estilismo, sin dejar de lado las características típicas de los ropajes marroquíes. Estos guiños a la cultura árabe están pensados también para las mujeres occidentales, quienes suelen adoptar algunas señas de identidad de otras culturas para plasmarlas en su ropa.

Nacido en Tetuán, este estilista busca ofrecer una visión moderna de la mujer marroquí sin renunciar a sus orígenes, por eso combina fantasía, feminidad y elegancia en sus propuestas. De ahí que sea uno de los diseñadores actuales con más renombre de su país.

A pesar de que los caftanes fueron los principales protagonistas de la noche, hubo un momento en el que el desfile quedó eclipsado por la apertura de la cúpula del pabellón. Esta bóveda, que sirve de corona a la sala, se abre muy de vez en cuando como antaño, en la Expo 92. Éste fue uno de los motivos por el que las invitaciones se agotaron en tan sólo tres días. Acudir a un desfile de alta costura marroquí y vivir un momento casi único e irrepetible fue el reclamo que empujó a un gran número de personas a acudir a este evento.

Durante todo el desfile, la artista Iman Kandoussi y Juanma Rubio estuvieron interpretando música representativa de la cultura árabe para amenizar la velada. Los ritmos y estilos musicales marroquíes transportaron al público al país vecino mientras se deleitaban contemplando caftanes.

El desfile sirvió de clausura a las actividades de este curso en la Fundación Tres Culturas, que permanecerá cerrada la primera quincena de agosto.

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