Dejar tu casa o tu coche a personas que no conoces de nada parecía hace pocos años una locura. Ahora, sin embargo, lleva un tiempo saliendo a flote una industria novedosa llamada turismo colaborativo, que se rige por un peculiar precepto: prescindir de las empresas de turismo al uso y recurrir a particulares para minimizar gastos en las vacaciones, como por ejemplo ocurre en el alquiler de vehículos, las guías turísticas... y lo más caro de las vacaciones: el hospedaje. Gracias a este sistema low cost que cada vez cuenta con más adeptos, más de tres millones de personas han hecho uso hasta ahora de lo que se conoce como couchsurfing, el intercambio de estancias en sofás, por ejemplo. Y gracias a esto, las ganas de viajar no cesan a pesar de la coyuntura económica que se sigue padeciendo. algo que se puede ver en que uno de cada tres viajeros se ha ido de vacaciones al extranjero. Aunque presenta muchas ventajas de tipo monetario, no son las únicas que aporta este nuevo modelo turístico.

La disposición de los particulares a compartir y ahorrar gastos es el motivo de ser de muchas startups, como puede ser Nightswapping, una empresa de origen francés de reciente creación, fundada en 2013 por un antiguo trabajador de la empresa Smartbox, Serge Duriavig. La aplicación, premiada como startup del año 2014 por Next Tourisme, está dedicada a la gestión de intercambio de alojamiento. Su responsable de comunicación en España, Raúl Sánchez, asegura que en total la startup tiene unos 160.000 usuarios y que la mayoría de ellos concentrados en Francia, España e Italia, y "cada día hay más", asegura. De estos usuarios, 30.000 de ellos utilizan este sistema de turismo colaborativo en España, aunque pretenden alcanzar el millón de usuarios en 2018.

¿Pero qué es exactamente Nightswapping? Su sistema de funcionamiento es sencillo y similar, en principio, al resto de servicios de alojamiento entre particulares: alguien pone a disposición una habitación o vivienda y otra persona acude a ella para hospedarse, bien sea con el propietario dentro de la vivienda o con él fuera de allí. Pero aquí se acaban las semejanzas. En el caso de Nightswapping no hay intercambio de dinero, simplemente se intercambian noches. Este es un efecto diferenciador con otras aplicaciones y servicios similares en los que se produce un intercambio al uso, con la misma persona que se realiza el hospedaje en el primer momento.

Con este método nadie gana o pierde dinero al margen del dedicado a los gastos de gestión. Aunque también, comenta el responsable de comunicación, existe la posibilidad de comprar noches para quien no pueda ofrecer alojamiento que "depende de si vas a estar en una habitación de invitados o en todo el apartamento, o de si te vas a una ciudad más o menos turística, o de la ubicación del alojamiento. Los precios los fija Nightswapping, nunca el propietario. Esos gastos de reserva nunca van al propietario". Este dinero se dedica, en parte, a sufragar un seguro de unos 450.000 euros bajo el que tanto el huésped como el usuario que ofrece su vivienda están cubiertos; sin embargo, Sánchez afirma que nunca ha habido necesidad de recurrir a él "aunque como anécdota, en Nueva York hubo una pareja de nuestros miembros que llegaron a la casa donde se tenían que hospedar y estaba llena de pelos de gato; sucia. Nos llamaron y les propusimos pagarles la limpieza, que también cubre el seguro".

Además de eso, Sánchez asegura que su empresa es totalmente legal en el sentido en que "no nos afectan las normas que se están aprobando en algunos Ayuntamientos o comunidades autónomas porque quien te aloja en Nightswapping no gana dinero. Es decir, que nuestros miembros pueden estar totalmente tranquilos. En plataformas como Airbnb sí que hay intercambio de dinero, y los propietarios se juegan ser sancionados en algunos sitios".

Por este motivo, este es un gran método que, en conjunto con otros sistemas de turismo colaborativo, pueden suponer un ahorro de alrededor del 57%, según Nightswapping en las vacaciones o escapadas de fin de semana.