Habrá investigación paralela a la que está dirigiendo la Policía Nacional para dar con el paradero de la pequeña Mari Luz Cortés, de cuya desaparición se cumplen hoy diez días. Según ha podido confirmar este diario, la familia Cortés- Suárez contactará durante la jornada del miércoles con la agencia de detectives contratada por los McCann para perfilar y cerrar la letra pequeña del inicio de pesquisas por parte de investigadores privados.

Aunque el principal escollo para los padres de Mari Luz es, sin duda, el coste de un trabajo de estas características, el mismo padre, Juan José Cortés, ha insistido en varias ocasiones en que no escatimarán esfuerzos para encontrar a su hija (el llamamiento a la colaboración ciudadana se repite a diario).

A la proximidad geográfica entre el caso de Madeleine McCann, desaparecida en mayo de 2007 en una playa del Algarve (Portugal), y el de la pequeña onubense, y a la edad de las niñas (cuatro y cinco años, respectivamente), se añade a partir de ahora otro elemento en común, los investigadores privados. Sin embargo, entre ambas familias existe una gran diferencia en cuanto a sus capacidades económicas: los McCann tienen recursos para hacer frente a costes elevadísimos de investigación y abogados (a los que se suman el dinero conseguido a través de la fundación creada para la búsqueda de la niña británica) y el matrimonio Cortés-Suárez está apretado y a expensas de aportaciones voluntarias.

La misma agencia de detectives, con la que este periódico contactó el pasado lunes, dejó la puerta abierta a la posibilidad de hacerse cargo del caso de Mari Luz, posibilidad que ya ha comenzado a tomar cuerpo.

"No queremos que por ello se molesten las fuerzas del orden público porque lo único que pretendemos es reforzar las investigaciones de la Policía", afirmó Juan José Cortés en Madrid, a lo que añadió que "siempre es bueno que se pueda unir un granito de arena de aquí y otro de allá", informa Europa Press.

Horas después de que la familia de la pequeña anunciara que recurriría a detectives privados, una opción que desde la Policía Nacional se achaca a la tensión y situación por la que atraviesan los padres, volvían a repetirse algunas imágenes que se produjeron instantes después de tener constancia de que la niña había desaparecido.

Ayer, después del medio día, en la barriada del Torrejón, familiares, amigos y vecinos se echaron otra vez a la calle para revisar los sótanos existentes en los edificios de la zona, igual que hicieron en la noche del lunes. Los vecinos se distribuyeron en grupos de 15 personas y revisaron los subterráneos.

Fuentes consultadas por este periódico señalaron que, en términos generales, los propietarios de estos sótanos no pusieron obstáculos o impedimentos sino todo lo contrario, ya que abrieron las puertas de par en par en la mayor parte de los casos. En las excepciones a esta colaboración, el reducido grupo que sí cerró las puertas, serán casos que se derivarán a la Policía Nacional para que puedan ser revisados.

El noveno día desde la desaparición de la niña onubense, no trajo novedades en la investigación. Tampoco en el rastreo. Al margen de la rumorología y de las decenas de testimonios que sitúan a Mari Luz en distintos puntos, y que acaparan efectivos policiales y tiempo, los investigadores trata de localizar a las dos niñas con las que supuestamente, siempre según el testimonio que ha dado una mujer, fue vista la pequeña cuando fue a comprar golosinas a un quiosco próximo a su casa, y que, de momento, parecen no existir porque no se ha sabido nada de ellas.

Ayer, la búsqueda se amplió hasta los términos municipales de Gibraleón y Trigueros desde la carretera de La Ribera. La Guardia Civil buscó en una línea de diez kilómetros desde esta carretera hacia los municipios, siguiendo con el movimiento "de reloj" ya iniciado.