Llegó la jornada de la discordia, la más temida por la familia de Mari Luz Cortés: la del inicio de la vista oral contra los hermanos Del Valle por la muerte de la menor. La mañana se desperezó ayer en Huelva desapacible, tan gris como la mismísima tarde del 13 de enero de 2008 en que la gitanita de El Torrejón cayó (presuntamente) en las garras del pederasta Santiago del Valle cuando volvía de comprar chucherías en el quiosco de la Avenida de las Flores.

La lluvia arreciaba a la llegada de los Cortés al Palacio de Justicia de Huelva. Lágrimas del cielo en la sombría mañana. Eran las 09:40. Una nube de micrófonos, cámaras y grabadoras asaltaba a los protagonistas de la familia antes de que lograran acceder al Palacio de Justicia de Huelva. Y de entre todas las declaraciones, un mensaje claro: "La mujer de Santiago, Isabel García -quien estuvo en un principio imputada como colaboradora y encubridora de los hechos, pero que ahora comparece sólo como testigo-, también debe pagar por lo que ha hecho".

El abuelo de Mari Luz, Juan Cortés, manifestó a colación de las recientes declaraciones publicadas por este diario y realizadas por García (en las que ésta culpaba del asesinato de la niña a Rosa del Valle y presumía de que no existen pruebas contra su esposo), que "ella misma se ha calificado y el pueblo entero sabe". Precisamente por este motivo, "no sé cómo la Fiscalía no se ha puesto ya en marcha y la ha detenido". La tía abuela de la niña María Fernández subrayó que "son culpables los tres y tienen que cumplir condena", sin excepción.

En relación a los pormenores del crimen narrados por la testigo clave a Huelva Información, Juan Cortés indicó que "una persona no relata esas cosas como no las haya hecho, son detalles muy concretos; nos están provocando". Además, precisó que se esperaba "la trama que se traen entre ellos", a lo que añadió que ahora "quieren cobrar hasta por las cartas que se escriben", lo cual, a su juicio, pone de manifiesto que "esto va a ser un nuevo peligro, porque asesinar se va a convertir en una nueva droga".

Unos 40 miembros de la familia Cortés-Suárez accedieron al interior del Palacio de Justicia. Fueron alojados en la quinta planta del edificio, en las dependencias del Servicio de Atención a Víctimas en Andalucía (SAVA). Desde allí siguieron con "dolor e indignación" la declaración del pederasta y la negativa a prestarla de Rosa del Valle.

Pocos minutos antes de las 11:00, cuando la sesión matinal del juicio expiraba, los familiares de Mari Luz Cortés abandonaban la Audiencia provincial. Entonces, el padre de la menor, Juan José Cortés, comparecía ante los medios de comunicación para expresar que "nos hemos sentido como animales, metidos en una sala de 25 metros cuadrados que no estaba acondicionada, sin ventilación y encerrados", lo que le llevó a opinar que "no nos merecemos el trato que nos han dado" y a instar a la Consejería de Justicia de la Junta de Andalucía a "responder por esto".

La respuesta del delegado del Gobierno andaluz en Huelva, Manuel Alfonso Jiménez, llegó minutos después. Mostrando su respeto por el dolor de la familia, aclaró que no se había solicitado la intervención del SAVA, cuyas estancias "forman parte de un dispositivo de uso común, en el que se atiende de una manera especial a víctimas de algún delito, si bien no es una sala en la que esperar el desenlace de un juicio". Jiménez precisó que dicha habitación está dotada con una mesa de conferencias, 14 sillas adicionales y varios sofás, así como aire acondicionado. El SAVA, al igual que la sala de testigos, continuarán a disposición de los Cortés-Suárez durante lo que dure el procedimiento.

Con respecto a lo sucedido en la sala de vistas, Juan José Cortés estimó que la declaración de Santiago del Valle "ha durado muy poco tiempo", a lo que agregó que, si querían acortar el juicio, "deberían haber metido más testigos por la mañana".

El presidente del PP-A, Javier Arenas, aseguró que su formación se acordó ayer de una manera "muy especial" de la familia de Mari Luz Cortés, en el día en el que comienza el juicio en Huelva por su muerte, por lo que le mandó "todo el ánimo".