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Andalucía

El IML mantiene ante el tribunal que la niña vivía cuando fue arrojada al agua

  • Unas microalgas encontradas en la médula coinciden con las del Estero del Rincón e indican que Mari Luz respiró el agua · La muerte se sitúa en periodo igual o superior a un mes antes de hallar el cadáver

Mari Luz Cortés estaba viva cuando fue arrojada al agua, sufrió un golpe en la parte trasera de la cabeza que la pudo dejar inconsciente (pero no le causó la muerte), no hay huellas de que sufriera agresión sexual (los abusos no dejan rastro alguno) y falleció al menos un mes antes de que su cuerpo sin vida fuera encontrado (7 de marzo de 2008) en la ría de Huelva, en la confluencia de los ríos Tinto y Odiel. Son las conclusiones del informe de la exhaustiva y amplia autopsia (más de nueve horas) que los forenses del Instituto de Medicina Legal (IML) de Huelva practicaron al cadáver tras su hallazgo hace tres años. Ayer mantuvieron su dictamen ante el tribunal.

Los expertos fundamentan sus afirmaciones en la presencia de unas microalgas (diatomeas) encontradas en las muestras de médula ósea que el IML remitió al Instituto de Toxicología.

Según los forenses, el hallazgo de diatomeas en la médula demuestra que se produjo inhalación premortem de agua, lo que significa que la niña respiró el agua y llegó al torrente circulatorio. Esta tesis se refuerza con el hecho de que el departamento de Toxicología identificara también los mismos géneros de diatomeas en las muestras de agua que se tomaron en la zona en seis puntos diferentes, desde las orillas del Tinto hasta su confluencia con el Odiel. La mayor coincidencia de estas algas corresponde con la muestra de agua más próxima al Estero del Rincón (la llamada zona 1), donde supuestamente el presunto asesino abandonó a la niña.

Con estos resultados en la manos, en opinión de los técnicos, "se cumplen los criterios cualitativos y cuantitativos para el diagnóstico de una muerte por sumersión". Mari Luz se ahogó en aquellas aguas próximas al estero.

Los forenses indicaron que la pequeña permaneció de forma prolongada en un medio acuático, con el cuerpo parcialmente sumergido y en posición de cúbito prono (boca abajo) y sitúa la data de la muerte en un plazo de cuatro semanas o superior a la localización del cadáver. "No hay datos que impidan decir que la niña falleciera el día de la desaparición o unos días más tarde", indicaron.

Los peritos realizan esta estimación por el proceso conocido como saponificación, una transformación de los tejidos influida por condiciones de humedad extrema y el obstáculo al acceso de aire (que para el proceso de putrefacción del cadáver), de forma especial en los planos anteriores, mientras que los planos posteriores se encontraban desecados, lo que confirma, apuntaron, que la niña estuvo sumergida parcialmente en el agua y boca abajo.

En la autopsia, se encontraron varias contusiones próximas al momento del fallecimiento en la cabeza, que si bien "no tienen relación causal con la muerte" podrían haberle causado inconsciencia, además de otras en el hemitórax izquierdo compatibles con "unas manos que agarran fuerte". Asimismo, no se puede determinar sufrió tocamientos u otro tipo de abusos sexuales no agresivos.

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