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Andalucía

"A Mari Luz la mató mi cuñada: la tiró al agua y la golpeó porque chillaba"

  • Isabel García, testigo clave para la inculpación del pederasta, da un giro en su testimonio y anuncia que guardará las espaldas a su marido · Acusa a Rosa del Valle como única autora material del crimen.

Desde que salió de la prisión en junio del pasado año, con una escolta policial propia de un testigo protegido (a pesar de no tener esa categoría), ha permanecido bajo el paraguas público, tratando de guardar el anonimato por motivos de seguridad. En estos siete meses, ha vivido medio camuflada (no escondida) y a saltos entre varias comunidades autónomas: desde Andalucía a Madrid, pasando por Castilla La Mancha. Nadie la ha reconocido en este tiempo.

En la antesala del juicio contra los hermanos Santiago y Rosa del Valle por el asesinato y abuso sexual de la pequeña Mari Luz Cortés (desaparecida el 13 de enero de 2008 en la barriada onubense de El Torrejón), Huelva Información localiza a la mujer del pederasta, Isabel García, testigo clave en el caso y pieza fundamental para mantener la acusación contra Del Valle en la vista que mañana mismo se inicia en la Audiencia Provincial onubense.

La esposa del presunto asesino accede a hablar con este diario, al que adelanta su declaración en el juicio. La amplia entrevista, que se prolonga por espacio de casi tres horas, se desarrolla en un hotel. Una sonrisa le delata al h ablar de su testimonio ante el tribunal: es plenamente consciente de la importancia de su declaración y hasta sabe con exactitud el número de testigos (27) que pasarán por la sala de la Sección Tercera. "La Policía no encontró nada, no tienen ni pruebas...", se jacta.

"Rosa me contó que se había cargado a la niña... Mi marido siempre estuvo conmigo, en todo momento, la que no estaba en el piso era mi cuñada". García repite una y otra vez la misma expresión, como si rezara una oración aprendida desde hace años.

La mujer que comenzó a dar síntomas de debilidad cuatro días después de la desaparición de Mari Luz, cuando fue detenida (sólo algunas horas) por la Policía Nacional junto a Del Valle en Granada y que en Cuenca delató a su marido (marzo de 2008), dará marcha atrás en el juicio. Isabel García se acogerá al derecho a no declarar en contra de su marido, con el que sumará fuerzas (algún vis a vis en la cárcel de Albolote y decenas de conversaciones telefónicas tienen relación directa con su cambio) frente a la tercera implicada en discordia, su cuñada, por la que admite sentir aversión.

"Me han utilizado como a un conejillo para coger a mi marido... Yo me di cuenta del juego de la Policía, de la secreta, que estuvieron jugando conmigo al gato y al ratón. Y yo me dije, vamos a jugar, ahora va a salir lo mío: y me inventé todo lo que he dicho. He mentido a los policías y he mentido en el juzgado", afirma para aclarar que no tiene ningún tipo de pacto con los investigadores que explique el hecho de haber quedado fuera del caso.

Ahora, tres años después, se retracta para dar una nueva versión que sirva como coartada a Santiago del Valle en el juicio. La mujer del pederasta habla con una frialdad que pone la piel de gallina, con una distancia que asombra, apenas sin dejar hueco para respirar, sin pausas y como si abriera la memoria a una lección estudiada. "Te voy a confesar una cosa, si se lo cuentas a tu marido es tu palabra contra la mía", cuenta que le anunció su cuñada cuando llegó a Pajaroncillo (Cuenca), donde se trasladaron a vivir tras la desaparición de la pequeña. Los planes de Rosa -continúa- eran que mi marido y yo conociéramos a Mari Luz, habíamos perdido una hija, que atropelló un coche, y nos habían quitado dos hijos más. "Ella quería que nosotros conociéramos a la niña, a ver si le hacíamos una gracia o algo, pero como los planes no le salieron bien..pues qué mejor que deshacerse de ella".

Según el nuevo relato, Rosa le contó que llamó la atención de Mari Luz desde la ventana, enseñándole chucherías y que la niña se adentró al portal. Hasta en dos ocasiones intentó meterla en la casa de los Del Valle pero en el segundo intento -puntualiza- la niña se le desprendió de la mano por la que la estaba sujetando y cayó rodando por las escaleras. La cuñada entró en el piso -afirma que ella y Santiago estaban en su habitación acostados- cogió uno de los dos carros de la compra que tenían y metió a la pequeña. Estaba viva.

"¿Y porqué no la llevaste al hospital y hubiera estado sana y viva?", le preguntó García a Rosa. "Tú lo que quieres -contestó la acusada- es que la niña me reconociera y me cogiera la Policía. Yo, antes que dejarla en un hospital para que luego me reconozca, lo que hice es que me la llevé a las marismas...".

La esposa de Del Valle habla en primera persona, como si se hablara Rosa del Valle cuando relata la muerte de la pequeña. "Cuando llegué a las marismas, saqué el carro y la niña había recobrado el conocimiento y empezó a chillar... yo le di un golpe en la cara y volvió a quedarse inconsciente".

"Después -agrega- la metí en la marisma, en el agua, y la chiquilla volvió a recobrar el conocimiento con el frío del agua y empezó a moverse como si fuera a salvarse (Isabel García gesticula moviendo los brazos)" y concreta que aquel momento "la niña iba ya para el fondo".

Siempre según esta descripción de los hechos, García le preguntó a su cuñada si no tenía remordimientos. "Antes de que me detengan -le respondió- me deshago de la niña,...tan fríamente me lo contaba. Y con el carro hizo lo mismo, lo metió a la marisma". Si pudiera hacerle daño a mi cuñada, se lo haría, lo mismo que ella ha hecho con la criatura, se lo haría yo a ella, si pudiera, porque por su culpa, por haber hecho lo que hizo los padres fueron en busca de mi marido, normal, mi marido tiene antecedentes

García confía en que Del Valle salga en libertad una vez que finalice el juicio, pero -advierte- "no quiero que mi cuñada salga", "Si sale, no le va a dar tiempo a vivir, que se dé por muerta, que a mi no me importa mancharme las manos, ella ha cometido un crimen y nos metió a los dos".

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