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Un año "de oro" para Monteseirín

  • Tras la presentación oficial de Espadas, el regidor se afanará personalmente en acabar sus proyectos y dar valor al final de su mandato para dejar buena herencia al sucesor

La semana ha tenido un protagonista político claro: Juan Espadas. En la previa de su designación como propuesta de candidato a la Alcaldía de Sevilla por parte del PSOE, el regidor hispalense hizo las maletas para viajar a Río de Janeiro -donde ha participado en un encuentro sobre la Alianza de Civilizaciones-, no sin antes dejar sobre el papel, o mejor sobre su blog, apuntes sobre su estrategia para los próximos doce meses. "Si el tiempo es oro, perderlo sería un derroche absurdo", apunta el regidor en su bitácora. Y éstos son tiempos de austeridad.

Una vez despejada toda sombra de melancolía -eso asegura Monteseirín- el alcalde quiere poner en valor sus tres mandatos y, sobre todo, el último año del vigente. "El cuarto año es, por definición, el más importante de todos", asegura el primer edil, que se ha propuesto como meta culminar los proyectos puestos en marcha y salir en todas las fotos. También se retrató esta semana el que fue su delfín, Alfonso Gómez Rodríguez de Celis, con motivo de la presentación de uno de los proyectos que ya fueron de su negociado antes de desembarcar en la Junta: la remodelación de Regiones Devastadas.

Hay que estar en el reparto de las medallas. Esta senda ya la inició hace unos meses, incluso antes de confirmarse oficialmente su renuncia a la optar de nuevo a la Alcaldía, el propio Monteseirín. Una vez relajadas las tensiones por la sucesión, en el entorno del alcalde aseguran que a éste no sólo le quedan pilas, sino que las recarga a diario a golpe de teléfono y tormentas de ideas.

Si no el más importante, el cuarto año suele ser el de las inauguraciones. En el último del anterior mandato, recuerda Monteseirín, se terminaron las peatonalizaciones de la Alfalfa, la Plaza Nueva, la Avenida y la Puerta de Jerez; el Metrocentro empezó a circular en pruebas, se entregaron 2.400 VPO y el parking de José Laguillo, se dio comienzo a las obras del carril bici, se adjudicó el Sevici y se iniciaron los trabajos en la Ranilla, el polígono Arte Sacro, el Paseo de la O y las polémicas setas... Cuatro años después, Monteseirín no quiere irse sin inaugurar el mercado de la Encarnación, pasear por la Plaza de España como la soñó Aníbal González, subir en el tranvía hasta San Bernardo, disfrutar del nuevo Muelle de Nueva York y supervisar la ampliación de Fibes y las obras del túnel de Bueno Monreal y los Arcos. Un catálogo arriesgado en época de recortes.

Para él no hay tiempo residual. Dice que si los socialistas dejaran de aprovechar cada minuto disponible para transformar la realidad dejarían de ser del PSOE. Por eso, "sin quietismo, ni miedo a las consignas derrotistas", el alcalde seguirá adelante con sus proyectos "para que la ciudad no se pare".

Ni él tampoco. A falta de conoce su futuro, su estrategia pasa por tender la mano al aspirante a sucederle y demostrar que le deja una buena herencia, como se sugiere y valora desde la dirección del partido. Y no es precisamente la herencia que apuntan desde el PP: la de Mercasevilla y otros escándalos.

Monteseirín tiene una razón "personal y política" para establecer esta prioridad: "Ser capaz de conseguir que otro socialista me suceda". De momento, la maquinaria socialista ya se ha puesto en marcha para no parar, gane o pierda el PSOE las elecciones. Desde el PP se apunta que Espadas "se acaba de matricular" cuando Zoido, el candidato popular, ya "aspira al doctorado". En la semana de Espadas, Monteseirín, más que nunca, está convencido de que el tiempo, para dejar testamento o encontrar la mejor salida, también es oro.

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