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Espadas quiere un gobierno con un núcleo duro de ocho concejales

  • El Pleno de la Comisión Ejecutiva Regional del PSOE-A ratificó este lunes por unanimidad su propuesta como candidato a la Alcaldía. En julio quiere visitar en el Ayuntamiento a Monteseirín, Zoido y Torrijos.

El Pleno de la Comisión Ejecutiva Regional del PSOE-A ratificó este lunes por unanimidad la propuesta de Juan Espadas como candidato a la Alcaldía de Sevilla en las elecciones municipales de 2011, aunque la última palabra la tendrá el Comité Federal del partido.

Así todo, el candidato socialist da por hecho que tendrá libertad para elegir como mínimo a ocho miembros de su lista electoral en puestos de salida con vistas a conformar el núcleo duro de su posible gobierno. Sólo puso en su momento dos condiciones para ser candidato: la unanimidad de las agrupaciones de la capital en su nombramiento -que ya la ha conseguido- y la potestad de designar a la mitad de sus concejales. Juan Espadas, un apasionado del Derecho Administrativo, quiere afrontar la gran reforma de los distritos de la ciudad para que ejerzan un gobierno real y efectivo de cara a ese ciudadano -cada vez más habitual- que no tiene precisamente el centro histórico de la ciudad entre los destinos urbanos de su vida cotidiana. Para eso está convencido de que necesita contar con personas con capacidad y conocimiento. No le basta con la figura tradicional del militante destacado que controla los distritos. Cuando se le pregunta por la similitud de su plan con los alcaldes de barrio que propone el candidato del PP, Juan Ignacio Zoido, Espadas es tajante: "Nosotros no promoveremos reinos de taifa en la ciudad". Y apela a la exigencia de afrontar esa reforma con una base jurídica que la haga real, creíble y aplicable, evitando los fuegos de artificio de proyectos manidos que nacen y mueren en la palabrería. Su tesis es que el ciudadano no tiene por qué acudir a la Plaza Nueva u otras sedes municipales del centro teniendo en su barrio un distrito que no puede quedar reducido a funciones menores de atención al ciudadano.

El primer objetivo del candidato socialista es terminar antes de finales de junio con la ronda de visitas prevista a cada una de las once agrupaciones socialistas de la capital. En ellas está siguiendo el mismo guión: agradece el apoyo a su nominación como candidato, explica su proyecto haciendo hincapié en todas las especificaciones posibles según la zona de la ciudad de la que se trate y se somete al turno de preguntas (sin la presencia de periodistas, a los que atiende antes de comenzar el acto). En algunos casos ha abandonado la sede de la agrupación bien entrada la noche. Curiosamente, una de las impresiones que se lleva de estos encuentros es el elevado número de alfredistas que se está encontrando, una serie de militantes que le esperan con la inquietud manifiesta -incluso con algo de recelo- de saber si sus propuestas son críticas y rupturistas con los tres mandatos consecutivos de Monteseirín en el Ayuntamiento. Por el momento, el candidato ha logrado ganarse el apoyo de todos ellos, pues es notorio que huye de cualquier ejercicio de censura respecto a la labor del gobierno local en los tres últimos mandatos. Su relación con Monteseirín no es mala. Está por ver el grado de compenetración entre los dos a la hora de que el candidato vea facilitada su labor con acceso a información clave para elaborar su programa.

El candidato socialista querría, en principio, dedicar el mes de julio a realizar una serie de visitas institucionales al Ayuntamiento de Sevilla para presentarse oficialmente ante el propio alcalde, Alfredo Sánchez Monteseirín, el portavoz de IU-CA, Antonio Rodrigo Torrijos, y el portavoz popular y rival suyo directo en las urnas, Juan Ignacio Zoido. Pero este calendario de visitas no es ahora mismo más que un deseo (aunque marcado con preferencia en su hoja de ruta) y su realización está aún en el aire.

Esta semana debe poner en marcha su propia red en Internet: blog personal, perfil de Facebook y página web propia. A este respecto debe ponerse al día para reducir la ventaja que en este terreno le lleva el candidato del PP. Actualmente, el candidato socialista, por ejemplo, sólo cuenta con un grupo de seguidores que se han reunido bajo el título Yo quiero que Juan Espadas sea el próximo alcalde de Sevilla. Pero la oferta sólo ha atraído, por el momento, a 86 personas, frente a los 4.757 amigos que ya registra el de Zoido en la misma red social.

Espadas no dispone ahora de un equipo conformado en una suerte de oficina electoral. La falta del refrendo formal del comité federal a su condición de candidato imposibilita que pueda disponer de determinada infraestructura. Por el momento no se obsesiona con este asunto, pues conoce sobradamente cómo funciona la sede madrileña de Ferraz. La previsión es dar a conocer este equipo el 1 de septiembre, pero tenerlo casi cerrado desde antes para que cada uno de los miembros avance tarea durante agosto. "El primero de mes hay que llegar con los deberes hechos". No se espera la designación de un coordinador electoral como tal, pues Espadas no es amigo de esa figura, sino de coordinar un equipo con funciones repartidas y definidas que den cuenta de su trabajo en reuniones en común. Es más, Espadas evita así que el nombramiento de un coordinador se interprete como un guiño a alguno de los sectores del partido en detrimento de otro en una coyuntura aún marcada por la división entre críticos (un grupo ya reducido de concejales del gobierno en torno a la figura del alcalde) y oficialistas (en torno al secretario general del partido, José Antonio Viera).

Las consecuencias de carecer aún de un equipo definido no impiden que el candidato tenga ya verdaderos problemas para encontrar huecos libres en su agenda. Espadas gestiona directamente sus compromisos y convocatorias. Estos días ha viajado hasta en autobuses de Tussam para algunos de sus desplazamientos por la ciudad. Ha perdido cinco kilos en muy poco tiempo como consecuencia de la frenética actividad en la que está sumido desde que fue nominado candidato por la Ejecutiva provincial.

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