El plan de cierre al tráfico del centro de Sevilla entra hoy en vigor en medio de las quejas de la mayoría de asociaciones del casco histórico, quienes siguen posicionándose en contra de la nueva normativa y piden que se refuerce el transporte público y las zonas de aparcamiento. La ordenanza supondrá que a partir de este momento a los conductores no autorizados que excedan de 45 minutos en su circulación por el casco histórico les será notificada la infracción, mientras que el régimen sancionatorio, con multas de 70 euros por esta razón, no entrará en vigor hasta la activación del Plan de Navidad, que comenzará, según informó el Ayuntamiento de Sevilla, después del puente de la Inmaculada.

Gran parte de las asociaciones de vecinos del centro volvieron a mostrar ayer su malestar ante esta normativa. Milagros Peruyera, presidenta de la asociación de El Salvador y su entorno denunció las sanciones que se pondrán gracias a cámaras que controlarán los accesos, las salidas y la circulación del tráfico privado en el casco histórico. "Me parece muy bien que las pongan para persuadir o por seguridad, pero nos oponemos a que se sancione", declaró Peruyera.

José Luis Villalobos, vicepresidente de la asociación Torre del Oro del Arenal insistió en que los vecinos se siguen oponiendo al plan "por cómo se ha diseñado". Además, se quejó de que no reciben información por parte del Consistorio. Dolores Dávila, presidenta de la asociación de vecinos Estación de Córdoba, anunció que próximamente los vecinos del centro se reunirán con los taxistas para hablar con el sector sobre una posible modificación en el recorrido que realizan por el centro, ya que en muchas ocasiones "tienen que dar unas vueltas tremendas". Dávila aseguró que le propondrán a Movilidad que el acceso a los taxis esté permitido por algunas calles peatonales del casco histórico. Los vecinos del centro afirmaron no estar en contra del plan "porque somos conscientes de los problemas de tráfico que hay". Sin embargo, sostuvieron que antes de su entrada en vigor se tenía que haber terminado la red de Metro prevista. "Tampoco han entrado en funcionamiento los microbuses eléctricos prometidos y no se han construido aparcamientos gratuitos alrededor de la zona prohibida".

Peruyera indicó que algunos fontaneros, carpinteros o albañiles se están negando a ir a sus casas por miedo a permanecer en el casco histórico más de 45 minutos y ser multados. "Tendrían que estacionar en un parking que les va a costaría un dineral, porque en 45 minutos no se arregla una avería", aseveró Dávila.