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Sevilla

Un debate escaso de propuestas concretas y sin un claro ganador

  • La estrategia de Zoido fue retar a sus rivales a pronunciarse sobre pactos sin entrar en fuertes polémicas · Espadas mostró buenas intenciones y ninguna propuesta · Torrijos reclama el voto útil de la izquierda.

No hubo un claro ganador en el primer debate preelectoral. A tres meses de la cita con las urnas, el candidato del PP, Juan Ignacio Zoido, supo rentabilizar sus tablas en la política municipal y el socialista Juan Espadas desaprovechó los casi 90 minutos de pantalla para dar a conocer algún proyecto concreto y demostrar que, más allá de todas sus buenas intenciones, tiene un modelo para sacar a la ciudad de la crisis y corregir los errores cometidos por su partido, algo que sí admitió nada más dar las buenas noches y presentarse ante la cámara. El alcaldable de Izquierda Unida, Antonio Rodrigo Torrijos, con su habitual discurso perifrástico, se afanó en enumerar los logros de dos mandatos como socio de gobierno desde los carriles bici hasta el bonobús solidario para rematar recordando que su partido es "imprescindible".

El anodino debate de anoche fue un monólogo a tres bandas, poco áspero, algo quizás deseable para algún que otro candidato que quiso evitar quemarse en plena precampaña electoral. La conversación "constructiva" quizás sirvió a Espadas para darse a conocer sin demasiadas estridencias. No en vano, el debate de Giralda TV fue un nuevo trending topic en las redes sociales.

Es quizás un indicador insuficiente para valorar el debate. Lo cierto es que el tema subió de interés sólo al final cuando uno de los dos rivales de Zoido, Espadas, accedió a responder a las reiteradas preguntas que el popular lanzó desde el minuto uno de su intervención: "¿Van ustedes a dejar que gobierne la lista más votada?" "¿Van ustedes a permitir que la oposición esté de nuevo en los consejos de administración de las empresas?".

Espadas, ya en el minuto 62, algo atolondrado y casi fuera de tiempo, reprochó a Zoido su actitud en los consejos de administración de las empresas y, una vez que tuvo de nuevo el turno de palabra, remató recordándole al PP que ya su líder, Javier Arenas, respondió por él en Mairena del Aljarafe que su partido respetaría la ley electoral. Esto es, abriría la puerta a los pactos legítimos necesarios.

Nada más iniciarse el programa -que estuvo moderado, quizás no tan realizado, con mucha corrección por el periodista Javier Bolaños- los candidatos dejaron entrever una estrategia que se mantuvo sin sorpresas. Espadas comenzó "con humildad" y transmitiendo convicción; Zoido dio un pellizco, para algunos oportunista, al sentimiento popular acordándose de los padres de Marta del Castillo; y Torrijos hizo un llamamiento de los trabajadores, los más necesitados y los analfabetos para poder seguir influyendo de manera decisiva en el gobierno de la ciudad.

El empleo, como no podía ser de otra manera, fue proclamado como prioridad de los tres candidatos. Si Torrijos se fijó como objetivo reforzar la formación y luchar contra la siniestralidad laboral generada en "esta crisis capitalista", Espadas se entretuvo en liderar proyectos metropolitanos con los sectores emergentes de las energías renovables y la innovación por bandera. Y Zoido, jugando con ecuaciones, asoció el paro al PSOE y el empleo al PP para, sin mucho argumento, meter la cuña crítica de la trama de los ERE y Mercasevilla. Hasta en ocho ocasiones sacó a relucir el tema, mientras que Torrijos ni lo mencionó.

Espadas reiteró que él es el futuro para disculparse por los errores del pasado y contagiar de ilusión a los emprendedores y jóvenes empresarios. Y Torrijos explotó su vena sarcástica para comparar, en más de una ocasión, a Zoido con "el corneta del apocalipsis". Y, después, los tres se asfixiaron un poco con el corsé de los números: las 7.546 viviendas sociales, las 1.200 hectáreas de parques o los 110 barrios pateados.

Ni una sola interrupción. En las dos breves pausas para la publicidad, los asesores entraron en el plató para conversar con los candidatos. ¿Más cuadros y estadísticas?

En el segundo bloque, destinado a hablar de convivencia y participación ciudadana y bienestar social, Zoido retó en más de una ocasión a Espadas: "¿Por qué no viene usted conmigo a visitar mañana las viviendas de Nebli?". No hubo respuesta, pero entonces el socialista criticó la política especulativa del PP en otros tiempos. "Si ustedes se han gastado todo el dinero de los convenios urbanísticos", reprochó indignado Zoido. El popular se adelantó a Espadas, que tanta confianza ha mostrado en las redes sociales para movilizar a sus votantes, saludando desde el principio a sus usuarios y lanzando su compromiso con el open government. ¿Qué?

A esas alturas, en pleno ecuador, el debate había perdido gas. Espadas se acordó de Concha, una de las vecinas del Polígono Norte beneficiaria de la ayuda a domicilio que ha visitado en estos días, y Zoido mencionó a la maestra del colegio Alfonso Grosso que se lamentaba de que los niños jugaran al fútbol con una sola portería: "Cuando llegan a puerta se dan la vuelta y vuelven a atacar". Momentos de distensión para volver a eso, a atacar sin herir. Torrijos sólo lo hizo con Zoido siempre que pudo.

En el bloque dedicado a las políticas de movilidad, el tercero, volvieron a tirar de balance de gestión y fue entonces cuando Espadas encontró un buen argumento para echar por tierra las pretensiones populares. Así, activó el "contador de promesas de Zoido", sacó el lápiz y ajustó la cuenta: 2.500 millones de euros de inversión y 16 años de gobierno es lo que, según los cálculos del PSOE, necesitaría el PP para cumplir sus compromisos que, sólo en esta materia, se materializan en 15 grandes objetivos, que incluyen una red de Metro subterráneo y que llegue a todos los barrios.

Zoido se reiteró en que derogará el Plan Centro y abordará otro plan de aparcamientos, ante la incredulidad de Torrijos, que le denominó en esta ocasión como el "Dr. No" de las películas de James Bond, y le forzó a "dejar de mirar al tendido 9" y pronunciarse sobre Tablada. Un parque periurbano. En eso coincidieron, aunque Espadas le recordó que no era ése su proyecto cuando un alcalde socialista impidió que se especulara en ese terreno.

Sin querer hablar del pasado, Monteseirín fue nombrado en dos ocasiones por Zoido, una de ellas para recordar un convenio policial que firmó con él cuando el candidato era delegado del Gobierno. Y ya agotando el debate, la única propuesta de la noche salió de la boca de Zoido. El popular sacó a relucir -quizás no supo meter antes la cuña- un nuevo proyecto para hacer un distrito judicial en el Prado.

Llegados al minuto 70 del debate volvió a abrir el turno Espadas para admitir, quizás con torpeza, que si no resulta elegido alcalde de Sevilla desarrollará una buena oposición. Así cerró su turno. Torrijos volvió a reiterarse como "indispensable" y a reclamar el voto útil de la izquierda. Y, sin duda, el broche fue para Zoido, que ya negoció con habilidad cerrar el debate que arrancó Espadas. En dos minutos y medio el candidato popular reclamó un gobierno a la altura de Sevilla, "la mejor ciudad del mundo", prometiendo que trabajará 24 horas diarias, no sin antes reducir el número de altos cargos y bajar los impuestos.

Al grito de "sois los más grandes" se despidió Zoido. Pero él no tuvo la última palabra, la última será de los sevillanos el día 22 de mayo.

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