FERIA Toros en Sevilla hoy en directo | Morante, Castella y Rufo en la Maestranza

CINE

Robert Redford frente a la memoria histórica americana

  • Uno de los casos más confusos de la historia judicial estadounidense, el de la implicación de Mary Surratt en el asesinato de Lincoln, llega hoy a la gran pantalla.

Recién cumplidos los tres cuartos de siglo, Robert Redford no tiene ninguna gana de retirarse, aunque su trayectoria demuestre que ha cumplido con la profesión con creces. Supo salir del riesgo de encasillarse en ser una cara bonita y se convirtió en un precedente de las inquietudes de un George Clooney, por ejemplo. Supo elegir una filmografía como actor (en la que llegó a formar un inolvidable dúo con otro elegido de los dioses como fue Paul Newman) de bastante enjundia. En 1980 debutó como director con Gente corriente, abriendo la moda de los intérpretes que ganan el Oscar detrás de las cámaras y no delante (le seguirían Clint Eastwood, Mel Gibson y Kevin Costner). Hasta la fecha, Redford ha dirigido ocho filmes, en los que demuestra militar en el machacado sector -en Hollywood y en el resto del mundo- liberal. Son títulos como Quiz Show, El hombre que susurraba a los caballos o Leones por corderos. Además, creó el Festival de Sundance, inagotable cantera de jóvenes talentos.

Este bagaje es el que llevó a los productores de La conspiración, que llega a los cines hoy viernes, a ofrecerle la dirección del proyecto. Es una película que recupera uno de los casos más confusos de la historia judicial estadounidense, como fue el de Mary Surratt. Ella era la madre de uno de los conjurados para asesinar a Abraham Lincoln y la dueña de la pensión donde se reunían para hacer sus criminales planes. Surratt acabó procesada y ahorcada por su presunta implicación en el magnicidio, pero casi un siglo y medio después su papel en los hechos no está claro. Para algunos lo sabía todo y no hizo nada por denunciarlos, convirtiéndose en lo que en derecho se llama cooperadora necesaria. Para otros fue una víctima de la furia que desencadenó el asesinato del carismático presidente poco después de ganar la Guerra de Secesión, en las que los derechos civiles corrieron bastante peligro con la conmoción pública. Hay que recordar el caso del médico Samuel Mudd, que fue encarcelado por el pecado de haber atendido la pierna que el asesino de Lincoln se rompió en su huída, aunque en una época sin internet ni televisión no sabía quién era.

A Redford le interesó la lección oculta del film, lo fácilmente que las democracias, invocando situaciones de emergencia, están dispuestas a saltarse sus fundamentos. La historia de Mary Surratt, cuyo hijo paradójicamente fue absuelto en el juicio mientras ella iba al verdugo, tiene sus paralelismos con lo que ocurre en Irak y en Guantánamo, por ejemplo. La gran y cara de ver en cine Robin Wright da vida a la infortunada mujer y James McAvoy a su abogado, que aunque empieza cogiendo tan espinoso caso a regañadientes acaba pensando que igual es la víctima de otra conspiración, la de un gobierno irritado que busca carnaza fácil. El reparto se completa con nombres como los de Kevin Kline, Tom Wilkinson o Evan Rachel Wood. Este film ha supuesto un reto para su director, puesto que además de la reconstrucción de época optó por un estilo visual que da a la fotografía del film un punto intermedio entre el blanco y negro y el color desvaído, como los retratos sepia de la época en que transcurre La conspiración. Ahora, queda ver si otro complot, el de los Oscars, se fija en este trabajo, aunque en los mentideros de Hollywood ya suena para las candidaturas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios