Solventar una papeleta caliente como la de anoche con resultados así hincha el pecho de moral, aunque habría que tomar nota de ciertas cuestiones, defensivas, que siguen resucitando al rival más muerto. Eso no debería permitirlo ese Sevilla que a poco que aprieta abrasa.

Defensa

El sistema defensivo funcionó bien en las posiciones más adelantadas, pero no tanto en la última línea. Las primeras, en la que Poulsen y Maresca crearon superioridad con facilidad ante el paso adelante y la escasa ayuda física de De la Peña en la primera parte, sirve para mantener al rival lejos del área propia. La línea de retaguardia debe mantener a raya cualquier acometida del enemigo y ahí sigue sin andar fino el Sevilla. En cuanto el Espanyol se metió en el partido, el tiralíneas del cántabro encontró los despistes habituales casi con los mismos actores en el equipo blanco. El gol de Luis García, a Dragutinovic lo cogió descolocado y a Mosquera, como en otras ocasiones que no acabaron en las redes, con la empanada de siempre en las marcas. Y qué decir de los córners...

Ataque

Había curiosidad por ver el comportamiento del equipo y la subida del balón sin Daniel, pero Adriano aportó toque y no poco dinamismo. El Sevilla estuvo muy acertado en el pase largo y en el desmarque de ruptura, precisamente mencionado por Jiménez en la previa para ilustrar la falta de adaptación de Kone y que puso la victoria en bandeja. Evidentemente, las facilidades de la pareja de centrales espanyolista fueron muchas. El resto fue cosa de dos que saben de esto: Luis Fabiano y Kanoute. Después, de otros dos, Jesús Navas y Capel.

Virtudes

Dos recursos: pase largo y sprint.

Talón de aquiles

Permitir que un Espanyol roto y con su afición de uñas se metiera en el partido.