El Sevilla se reencontró a sí mismo como un grande de Europa y terminó líder del grupo H después de dar la sensación durante la primera mitad de que iba a dejar pasar una inmejorable oportunidad. Sin embargo, Manolo Jiménez le pidió a los suyos más fe, más cohesión en las líneas, mayor ofrecimiento de sus piezas y más velocidad durante el descanso y el cansancio terminó de tumbar al Slavia. El cansancio y la entrada de Luis Fabiano y Maresca, una apuesta ganadora por la calidad.

Defensa

Apenas sufrió la retaguardia del Sevilla y eso ya es una buena noticia. En el verdadero debut de De Sanctis -al margen lo de Denia-, y el de Lolo, no hubo motivos para grandes sobresaltos, ni a balón parado. Mosquera cada vez muestra más jerarquía como apagafuegos y todas las piezas van ganando confianza. El Slavia apretó poco y sólo asustó en un doble error de Martí y Lolo.

Ataque

Ante un rival que salió a esperar, el Sevilla dio dos caras completamente distintas. En la primera mitad, las líneas estaban muy separadas por el estatismo de Martí y Renato y los balones largos de Daniel, Lolo o Dragutinovic buscando a los delanteros. Como Kanoute, y más aún, Kone estuvieron desacertados en los controles, no hubo una buena salida del balón ante la presión rival.

Sólo Capel ya avisó por la izquierda antes del descanso y fue a su vez una clara referencia con la entrada de Luis Fabiano y Maresca. A poco que el Slavia cedió en su presión en la medular, el Sevilla lo encerró aunando sus líneas. Comenzó a haber apoyos, ofrecimientos, triangulaciones y el goleador sevillista terminó de romper el choque con su gran calidad.

Virtudes

Grandeza para salir del atasco apostando por el toque.

Talón de aquiles

Abuso del balonazo antes de encontrar el camino al área rival.