Golf l Volvo Masters

Adiós pasado por agua en Valderrama

  • La segunda jornada se suspende por el temporal que azota la zona · El torneo se va de San Roque con la lluvia presente

El golf entendido como un deporte basado en un paseo placentero se ha convertido en una actividad extrema -casi de supervivencia- en la historia de los Volvo Masters disputados en Valderrama, en cuya última edición, la vigésimo primera, antes de marcharse a Dubai, no podía faltar un aplazamiento por lluvia y viento. El torneo fue aplazado en espera de una mejoría de las condiciones meteorológicas, después de los 46 litros por metro cuadrado caídos en 12 horas en el área de San Roque (Cádiz).

Pese a las importantes lluvias que no cesan desde la madrugada, Valderrama estará listo para recibir la recta final del torneo, como ha ocurrido en multitud de ocasiones desde el inicio de este torneo, en 1988.

Desde esa fecha raro ha sido el año en que las inclemencias meteorológicas no han destrozado las ilusiones de los aficionados y de los mejores jugadores del Viejo Continente en el último torneo de la temporada.

Mientras Valderrama era ayer zarandeado por un fuerte temporal de poniente, con rachas de viento de 60 kilómetros/hora y lluvia incesante, los nostálgicos aprovechan para recordar todos los incidentes provocados por la suma de fuerzas del viento y la lluvia desde 1988, en el origen del torneo.

El último viernes maldito se vivió hace sólo dos años. El líder entonces, el valenciano José Manuel Lara, caminaba por el cuarto hoyo, cuando inesperadamente se desató un temporal. Naufragó en medio de la tempestad, mientras que Sergio García lograba sobrevivir. Aquella lluvia, por su fuerza inusitada, lanzaba el agua en gotas finas de forma horizontal a la hierba, mientras que las bellotas caían de los alcornoques como el granizo.

En la edición de 2004, el viernes amaneció soleado. Por la tarde se fue oscureciendo el cielo y a las 17:15 el juego tuvo que ser suspendido debido a una tormenta con aparato eléctrico. La lluvia interrumpió, asimismo, la jornada siguiente. Un año antes, también la segunda ronda se aplazó por culpa de una ventolera infernal. Hasta tres grandes pinos cedieron en la calle del 17 a los embates del temporal de fuerza 8 (80 kilómetros por hora) y fueron arrancados de cuajo. Las bolas, además, se movían solas en los greens y el golf se hizo, una vez más, imposible.

Durante la suspensión, los operarios del campo desbrozaron los árboles caídos con motosierras para facilitar posteriormente el juego. Un camión sirvió después para el traslado de los pesados y enormes troncos.

Sin contar las abundantes lluvias que a punto estuvieron de ahogar la Ryder Cup en septiembre de 2007, los incidentes y aplazamientos han ido aparejados a la vida competitiva en Valderrama, que cierra sus puertas al torneo y el circuito europeo no encontrará otro campo con las condiciones que ofrece este recinto gaditano, a pesar de las inclemencias.

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