En el Sevilla se van haciendo a la idea de que podría perder a Adriano por varios partidos. El acta que redactó Clos Gómez es taxativa y recoge hasta dos insultos hacia los dos asistentes, por lo que podría caerle un castigo de cuatro o más partidos, es decir, que no jugaría más esta temporada. El Comité de Competición podría aplicar el artículo 122 de los Estatutos federativos sobre infracciones graves, el mismo que a Maresca.

Según apartado B del citado artículo, un jugador podría ser castigado de cuatro a doce partidos si concurren las siguientes circunstancias:“Insultar u ofendeer al árbitro principal, asistentes, cuarto árbitro, directivos o autoridades deportivas, si fuera de forma reiterada y especialmente ostensible, salvo que constituya falta más grave”. Y Clos Gómez mostró la roja a Adriano por “dirigirse al árbitro asistente número dos en voz alta, en los siguientes términos: ¡Qué pitas, carayo hijo de puta! Cuando se retiraba del terreno del juego, se dirigió al árbitro asistente número uno en los siguientes términos ¡hijo de puta!”.

El gabinete jurídico del Sevilla medita la opción de mandar alegaciones, dado que el futbolista se dirigió al vestuario de árbitros para disculparse. Pero Adriano ya fue sancionado el día de Osasuna por lanzar agua y podría ser considerado reincidente.